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El marketing político en los EUA

Desde hace siglos se ha venido debatiendo filosóficamente, y luego científicamente, cómo es la naturaleza del ser humano. Algunas posturas afirman que las personas esencialmente son buenas, pero que ese potencial se desarrolla si las condiciones son adecuadas, mientras que otras posturas proponen que el ser humano no es ni bueno ni malo, lo que lo va definiendo son las experiencias vividas y como las procesa. Otras posturas afirman que el ser humano es hedonista y agresivo.

Así, desde esa última posición, encontramos que las personas viven y se esfuerzan por conseguir placeres (sexo, dinero, alimentos, poder, atención, etc.) y, si es necesario para satisfacerse, pueden generar violencia.

Claro que no todas las personas son extremadamente hedonistas y agresivas desbordadas, ya que su pensar, sentir y actuar está matizado por las circunstancias vividas y los principios y valores que se le han promovido significativamente primero en la familia y luego en general en los espacios sociales en los que han interactuado. Por ello es que encontramos que algunas personas satisfacen sus necesidades de una forma justa, responsable, ética y pertinente, mientras que otras lo hacen utilizando la violencia, la manipulación, el engaño, con irresponsabilidad, incluso de una forma inimaginable.

Particularmente, y hoy en día, muchos políticos para generarse riqueza y poder utilizan el marketing político a través consultores con o sin escrúpulos. El marketing político se puede definir como la aplicación de técnicas para influir en la opinión pública y lograr el apoyo electoral para candidatos o partidos políticos; en muchas ocasiones se recurre a aplicar medidas de seducción, de manipulación y de engaño sin considerar si son responsables, éticas o sin importar las consecuencias que en ocasiones pueden ser verdaderamente lamentables y nefastas.

Todo ello viene a colación con respecto a los manejos irresponsables, inmorales, pendencieros y de evidente manipulación que están utilizando Donald Trump y muchas de las funcionarias y funcionarios de su gobierno, quienes están calificando a las y los migrantes como “delincuentes, violadores y asesinos”, y como un “peligro” para su nación, sin importarles si con sus manejos políticos son violentados, si les generan malestar psicosocial, si separan familias o, incluso, considerando el envío de elementos federales de la Guardia Nacional y militares, si pudieran ser asesinados con una justificación de “salvar a la nación”.

¿Por qué? Los intereses son político-electorales y económicos; una posible y anticonstitucional tercera elección presidencial de Trump o, cuando menos, una victoria electoral para el partido republicano.

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jl/I