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Sistecozome, luz de alerta para el gobierno de Aristóteles

En el cierre de la administración del gobernador Aristóteles Sandoval han comenzado a surgir los problemas que, si no se atienden a tiempo, podrían llevar al mandatario a una salida similar a la de su antecesor.

Uno de los temas que sigue sin resolver es el del Sistema de Transporte Colectivo de la Zona Metropolitana (Sistecozome), cuya extinción fue aprobada hace casi un año y a la fecha no se ha clarificado cómo se dará salida a los pasivos.

Entre las deudas más importantes está la que se tiene con los trabajadores. Antes de la desaparición de la empresa, el ex director Francisco Javier Contreras entregó un listado de todas las demandas pendientes de pagar o de resolver. La suma de laudos y posibles sentencias adversas, según la cantidad demandada, supera los 118 millones de pesos.

Esa cantidad todavía no puede darse como un hecho, pero es casi seguro que los juicios sean ganados por los trabajadores, pues en la mayoría de los casos son derechos que ya habían generado, como salarios y prestaciones, y que el Sistecozome dejó de pagar.

En el diagnóstico que se hizo sobre la situación financiera, se encontraron elementos claros de su inviabilidad y la necesidad de poner un alto. Continuar en los términos en que ya funcionaba sólo hubiera significado aumentar la carga negativa. Sin embargo, también falta que se defina qué sucederá con quienes terminaron siendo víctimas, los trabajadores.

En este diario contamos hace unos días historias de quienes fueron conductores durante varias décadas de rutas de transporte público operadas por Sistecozome, como el servicio de Trolebús. Uno de ellos estaba a unos meses de jubilarse, justo cuando la empresa desapareció formalmente. No ha podido hacer ningún trámite porque uno de los problemas que persisten son los adeudos con el Instituto de Pensiones del Estado. Con 71 años, es casi imposible conseguir otro empleo.

Otro de los trabadores, quien tampoco puede encontrar trabajo, contó que trataba de no pasar mucho tiempo en su casa, porque está avergonzado con su esposa. Desde que Sistecozome desapareció, ella lleva la carga económica.

Son apenas un par de historias. Cuando tocan las oficinas de la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas (Sepaf), dependencia responsable de la liquidación de la empresa, les dicen que hay dinero sólo si aceptan firmar su finiquito. Eso significa aceptar apenas un pequeño porcentaje de lo que les corresponde. El gobierno del estado parece apostar al cansancio y a la desesperación de esos trabajadores.

Sistecozome se fue debilitando a lo largo de las últimas administraciones estatales, a partir de la que encabezó el ex gobernador del Partido Acción Nacional (PAN) Francisco Ramírez Acuña. Sin embargo, en la revisión puntual de cómo fue acentuándose la crisis, la mayor parte de la responsabilidad la lleva el actual gobierno y, en particular, a quien el gobernador nombró como titular.

Entre los puntos que llaman la atención está el incremento en el número de trabajadores administrativos. Por un lado, empezó a deshacerse de sus conductores, con el argumento que no los necesitaba, pero contrataba a más personal para mantenerlo en oficinas.

A lo anterior se suma el incremento en los gastos, siempre por encima de lo presupuestado. Esto llevó a que cada quincena se tuvieran que solicitar préstamos a la Sepaf, de manera que el adeudo que se heredó de los anteriores gobiernos creció a más del doble en el actual.

Todo lo anterior se suma a la salida de activos de la empresa para llevarlos a otras áreas de gobierno, como 80 camiones nuevos o los derechos sobre el Macrobús, sin una formalización de los movimientos y con carga financiera sólo para Sistecozome.

Y lo peor, aún no se habla de quiénes son responsables.

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