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Adultos mayores, pobreza e incertidumbre

Para la mayoría de los mexicanos dejar de cobrar una quincena es un verdadero problema. Vivir al día es algo común, y más si se está en una edad en la que ya no se puede trabajar.

Según el corte a 2017 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), más de 40 por ciento de los adultos mayores en México vive en la pobreza. Para ellos, si es que logran acercarse a las autoridades, la única posibilidad de un ingreso seguro son los programas sociales.

La desaparición del programa estatal que les otorga medio salario mínimo al mes podría ser un problema importante. En este momento la única certeza es que ya no se les asignarían recursos para el próximo año, mientras que no hay claridad de si realmente el gobierno federal los absorberá a partir del primero de enero de 2019.

En agosto el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) alertó sobre las condiciones en las que vive este sector de población sobre abandono, violencia psicológica, abusos, entre otros puntos. En ese contexto, señaló el organismo, los programas que les entregan los gobiernos estatales y federales no resuelven de fondo sus necesidades y mucho menos cambian su situación de pobreza, pero son su única salida.

En el mensaje que dirigió a los jaliscienses desde la tribuna del Poder Legislativo, después de rendir protesta, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez confirmó que este sector de la población será atendido desde el gobierno federal. El argumento es no duplicar apoyos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció en campaña, y lo ha ratificado en algunas de sus intervenciones, que el programa de adultos mayores será de cobertura universal, incluso para quienes reciban alguna pensión vía instituciones de seguridad social. El apoyo se duplicaría, es decir, llegaría hasta la mitad de un salario mínimo mensual, que es poco más de mil 300 pesos al mes.

El programa federal se entregaría a todas las personas mayores de 68 años de edad y en el caso de los pueblos indígenas a quienes tengan más de 65 años. Esto significa que, de entrada, quienes en Jalisco reciben el programa y tienen de 65 años hasta menos de 68 quedarán fuera.

El otro problema es que el programa en la entidad se suspenderá sin tener la certeza de la puesta en funcionamiento del federal. En las estaciones de radio son comunes las llamadas de beneficiarios de este programa preguntando si les depositarán lo que corresponde a diciembre y qué pasará a partir de 2019; es decir, no han recibido información directa y oficial.

Si hacemos un ejercicio simple entre los adultos mayores que nos rodean encontraremos que ninguno o casi ninguno han sido visitados por las brigadas que levantan el censo del gobierno federal para la entrega de los apoyos.

Es cierto que el esquema de apoyo anterior no era el ideal. El programa federal era de poco más de 800 pesos al mes, dinero que, si llegaba –porque los atrasos eran lo más común–, no alcanza para nada.

El programa local era del doble y se logró que se entregara con regularidad y sin fallas, pero estaba lejos del alcance universal. Los 460 millones de pesos que este año destinó el gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval alcanzaron para entregar el apoyo a menos de 30 mil adultos mayores, pero hay todavía unos 300 mil en lista de espera.

¿Qué tan grave sería que se duplicara el apoyo? ¿Qué tan grave sería que un adulto mayor, en la pobreza o en la supervivencia, recibe 2 mil 600 pesos al mes? Sin duda sería mejor esto a dejarlos sin nada, incluso mientras los nuevos gobiernos se acomodan.

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DA/I