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Tormenta política

Los recientes hechos acontecidos en el Congreso mexicano parecen haber tenido un alto costo para el gobierno federal y su partido, y son una muestra clara de lo que se avecina con el arranque de las campañas electorales. Quien quiera que haya tenido la idea de impulsar a Ernesto Cordero a la Presidencia del Senado, en un claro afán de dividir al PAN y molestar a su dirigente nacional, Ricardo Anaya –dada la afinidad del senador con Margarita Zavala y Felipe Calderón–, se equivocó.

El mencionado affaire, ocurrido en la víspera del informe presidencial, no sólo se convirtió en un búmeran que regresó para golpear en la cabeza a los priístas que encumbraron a Cordero, sino que generó una crisis institucional en el Congreso que pudo tener consecuencias graves ante la inminencia de la presentación del paquete económico para 2018 y de paso terminó de aplastar las aspiraciones del procurador Raúl Cervantes Andrade de convertirse en el primer fiscal general de la República.

 

GOLPEAN A ANAYA

El ambiente político empezó a descomponerse días antes con la publicación de información según la cual el líder nacional panista y su familia poseen propiedades por más de 300 millones pesos, patrimonio que –de acuerdo con la nota de El Universal– se acrecentó en pocos años a partir de que Ricardo Anaya comenzó a desempeñarse como servidor público. Anaya rechazó los señalamientos advirtiendo que se trataba de una acusación “absolutamente falsa y artera”.

Posteriormente, la bancada del PAN en el Senado se fracturó debido a que los priístas impidieron que las senadoras panistas Adriana Dávila y Laura Rojas presidieran la Mesa Directiva y en su lugar promovieron a Ernesto Cordero, con el apoyo de los demás grupos parlamentarios, incluido el PRI. El panista fue tildado de “traidor” y “esquirol” por sus propios compañeros, ante lo que consideraron una nueva jugarreta contra Anaya y otra intentona de impulsar a Cervantes a la Fiscalía General.

 

CONGRESO EN CRISIS

Como si se tratara de fichas de dominó que van cayendo una tras otra, lo sucedido en el Senado provocó una crisis que impidió el nombramiento de la nueva Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y la entrega formal del informe presidencial. Lejos de alumbrar al presidente, los reflectores iluminaron el escándalo político en el Congreso.

En pocos días, la agenda política dio una voltereta en medio de la confusión. Las corrientes panistas cerraron filas y establecieron un frente común. Encabezada por el PAN, y secundada por PRD, Movimiento Ciudadano y al final Morena, la crisis se prolongó por varios días y llegó a terrenos peligrosos. Al PRI se le volteó el chirrión por el palito y al final tuvo que ceder.

Nadie habló del mensaje de Enrique Peña Nieto con motivo del informe ni de la gira presidencial por China, que ciertamente tuvo su relevancia. Lo del Congreso fue un enorme despropósito. Esta partida la ganó el PAN. El gran perdedor fue el fiscal carnal.

 

LA ESTAFA MAESTRA

Para cerrar una mala semana para la administración de Peña Nieto, hay que referir el reportaje publicado por Animal Político, una pieza informativa de valor indiscutible por el rigor periodístico con que fue realizada la investigación que le da sustento. En resumen, 11 instancias del gobierno federal dieron contratos ilegales por casi 8 mil millones de pesos, en complicidad con ocho universidades públicas que se prestaron al cochupo.

Dice Animal Político: “Se trata de un enorme fraude en el que 3 mil 433 millones de pesos se desviaron a empresas fantasma, que no hicieron el trabajo para el que fueron contratadas. Mil millones más se entregaron como comisión a universidades sólo por triangular los recursos y el resto del dinero sirvió para contratar servicios a precios inflados”.

Ya hay 15 denuncias presentadas en la PGR por el desvío de recursos públicos. Es una vergüenza. ¿Volverá a imponerse la impunidad?

 

Verba volant, scripta manent

 

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@GortegaRuiz

JJ/I