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Paradoja argentina

La contundente victoria de Alberto Fernández en las elecciones primarias en Argentina sobre la coalición en el gobierno, Juntos por el Cambio, manifiesta el inminente retorno de la izquierda a la Casa Rosada. En contraste con el entusiasmo peronista, el mercado financiero reaccionó negativamente al resultado electoral.

La bolsa de Buenos Aires cayó 37 por ciento, el peso se depreció hasta en 32 por ciento frente al dólar y el Banco Central elevó los tipos de interés de 53.5 a 74 por ciento, el mayor del mundo, con la intención de frenar la devaluación del peso argentino frente al dólar, el cual se vendió en 60 pesos, habiendo cerrado el viernes en 45.

En pocas palabras, el sistema financiero teme que con el regreso del peronismo se adopten decisiones de control sobre el capital, los precios y la deuda para posteriormente abandonar el plan de reajuste económico. El resultado de las previas argentinas arroja dos principales fenómenos a analizar.

El primero, la gobernabilidad argentina ha caído en un vacío de poder. Pese a la victoria quién aún ostenta la presidencia es Macri, recordemos que las urnas no se abren hasta octubre, por lo tanto la economía ha entrado en terapia intensiva. La paradoja es la siguiente, mientras las campañas siguen su curso, los principales contendientes se deben a la negociación con el fin de disminuir la incertidumbre política y financiera. Curioso, al menos hasta octubre, Macri y Fernández serán cómplices y rivales en la toma de decisiones.

En un contexto regional, se habla que la derrota de Macri significa la consumación del fracaso en el primer intento de restauración neoliberal. Recordemos que la victoria de Mauricio Macri fue el inicio del retorno de la derecha en la región y al parecer el primero en caer. Que suponen diversos analistas latinoamericanos: la victoria de Fernández es el inicio de un efecto domino.

Lo veo posible, no obstante mi análisis navega por la tangente. No considero que la oferta del peronismo sea una mejor que la del “macrísmo” y viceversa. Me explico, estos  bruscos virajes de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, se deben a al fenómeno de frustración social que ninguno ha podido aliviar.

La polarización es consecuencia del desmembramiento del tejido social que tiene su origen en la radicalización discursiva ofertada por “líderes” que contienden por el poder. Movernos entre los extremos deriva en un vacío comunitario, resalta las diferencias, por ende, se cae en una miopía política que nos aleja de trabajar sobre las coincidencias, de trabajar por un bien común.

Con lo anterior en mente, la lección de las primarias es que tenemos que apostar por lo común, apostar por la paradoja en la que se ven inmiscuidos Macri y Fernández. Es decir, o se gobierna desde la negociación entre diferentes o la Argentina seguirá desangrándose en las muchas semanas que faltan para la apertura de las urnas. Paradoja argentina, lección para la región.

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JJ/I