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Paco Barreda en su cuarto de máquinas

Lúdico. El arte objeto de Paco Barreda se caracteriza por el juego y el diálogo, a veces forzado, pero siempre divertido, entre los elementos disímbolos que conforman cada pieza. (Foto: Humberto Muñiz)

“Clik, clak, tic-tic-tac, pling…” suenan las piezas de arte objeto mientras las manos de Francisco Barreda, su creador, las manipula. Paco Barreda, como se le conoce en el medio, es además de gestor cultural, martillero, coleccionista y gran conocedor de la plástica jalisciense, un artista.

Fundador de galerías como la Escalera, Magritte y Matisse, espacios icónicos en las últimas décadas del siglo 20 en Guadalajara, Barreda se desempeñó en la Universidad de Guadalajara entre 1993 y 1996 como coordinador de Artes Plásticas en donde inició la colección de Arte Contemporáneo. Además colaboró en la creación del Museo de las Artes, Musa, del que también estuvo al frente y que ahora celebra su 25º aniversario.

Barreda también fue director de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura Jalisco de 2003 a 2013, época en la que el Ex Convento del Carmen, como centro expositivo, cobró una vida y energía que no hemos vuelto a ver en administraciones posteriores.

En algún momento Barreda se dejó contagiar por el impulso creativo con el que tanto convivió y el resultado puede verse en su obra, formada por unas 80 piezas de arte objeto que conserva en su casa taller. Cada obra guarda mucho de su personalidad vivaz y musical.

Explorador de la ciudad, Paco ha recorrido tianguis, bazares y mercadillos. Sus ojos saben cuándo detenerse en esos barridos que recorren el suelo donde se exhiben: patas de muebles, fierros oxidados, bisutería, fotos antiguas, lágrimas de cristal de algún candil, motores de licuadoras, cámaras fotográficas de otro siglo y juguetes rotos. Como su andar, la mirada de Paco también es pausada. De pronto, entre los cacharros: ¡el hallazgo! Paco encuentra algo que transformará lúdicamente.

Privada. La casa-taller de Barreda es un espacio para conocer, además de su obra, el arte de otros creadores que forma parte de su colección.
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Las creaciones de Barreda están construidas desde su particular interpretación del arte, caracterizada por el humor y el erotismo. Desde ella modifica el uso y forma ordinaria de una cosa para darle una función artística que rebasa la primera y divertida atracción, para dotar a la pieza de una carga estética. En cada una de sus obras, Paco recontextualiza su sentido utilitario y lo lleva a un ámbito artístico. Ahí está El Gran Narrador, una pieza que dedica al autor y premio Nobel Isaac Bashevis Singer. En El duende, La Patona, Jesús TV o Don Porfirio se manifiestan el humor negro y las criaturas surrealistas de Roland Topor, otro de los artistas que han marcado a Barreda.

Paco puede convertir cualquier cosa en una máquina de maravilla. El asiento de una bicicleta es –con su intervención– un provocativo balancín que evoca el lúbrico paseo de un coito imaginario y rítmico. Todo suena y se mueve. Las piezas de Paco invitan no sólo a tus ojos e imaginación, sino también a tus manos a que terminen su obra, gracias al juego.

La música de los interruptores y timbres, las luces, las manivelas, el sonido metálico de motores y palancas, se suman a la fiesta que hace Paco cuando te invita, entre risas, a interactuar con su obra, a la felicidad que le produce recibirte en su casa–taller, en ese cuarto de máquinas que exhibe el genio de Paco Barreda, el artista. 

Colaboración especial Verónica López García

Para saber

La obra de arte objeto de Paco Barreda se expuso sólo una vez en la Galería Ike’ri, bajo el título de Mutantes, en febrero de 2017. Las piezas no están a la venta, pero es posible conocerlas contactando al correo [email protected]

JJ/I