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Tacos, mujeres e inodoros

Tuve una novia que amaba los tacos. Aunque eso es tanto como decir: tuve una novia, pues es bien sabido que en Guadalajara las mujeres aman a los tacos muy por encima de lo que pueden amar a cualquier pedazo de hombre.

El caso es que éramos buenos novios, del género tragones, y ella siempre exigía, después de una de esas gulas de sábado por la mañana, que le cediera el paso para que ella llegara primero a mi departamento a encerrarse en el baño porque –decía- el proceso no termina hasta que uno se mete a esa habitación y produce a gusto y con toda soltura toda clase de “ruiditos”, los llamaba y se reía, pícara.

Así que le cedía el paso. Y me acordé de ella hace unos días, cuando en el Centro vi una gran publicidad de los nuevos inodoros inteligentes, los que venden en las tiendas de chinos: unas cosas que tienen temperatura regulable, aroma, música, masaje para las corvas, y, cosa fabulosa para todos aquellos solteros con baño muy cerca de la cama: ruido blanco, el mismo que hace que desaparezcan esos sonidos vergonzosos que provienen del alma, cuando uno no tiene deseos de mostrarse cuan humano es, sobre todo si la pareja es reciente.

Primero quedé maravillado: la tapa se baja en automático, tiene función de bidet, luces led, wifi. Además cuenta con memoria y uno puede llevarse la configuración con una USB: cuando se pide el sanitario ya se llevan las preferencias en una llave, se introduce y el baño ajeno se convierte en propio.

Luego observé que el chunche además puede manejarse desde el celular. Imagino que después de refinarte un choripán término grueso vas en el camino preparando con toda ansiedad tu inodoro, para que esté a la temperatura adecuada, atmósfera lista y si no te basta el ruido blanco por la cantidad de carbohidratos consumidos, el Jarabe tapatío para confundir al romance.

Lo que temo es el momento en que los hackers aprendan a comprometer un inodoro inteligente. Me encantará ver las caras de estas personas cuando el pirata informático tome el control de sus baños y encuentre una nueva e hilarante forma de terrorismo.

Los tacos

Tres taquerías son las mejores de esta ciudad. Los tacos de Chapultepec, que tuvieron tres ubicaciones distintas en la parte sur; los de birria y panela de Argentina y Vidrio, y los deliciosísimos árabes –que no son árabes- de Mariano Otero y Patria. A debate.

JJ/I