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En la ruleta rusa del contagio 

Amenazada por la ruleta rusa del contagio masivo, la población se pregunta, ¿seré asintomático, leve o grave? Todos padeceremos los efectos inevitables de la pandemia que golpeará con crueldad a los más débiles y a los más pobres.  

En este momento no sabemos cómo será el ciclo de la epidemia, el número total de los infectados y muertes, ni cuánto durará la crisis, pero se puede prever que la crisis será larga. Mientras no se tenga una vacuna y un antiviral efectivo, nadie está seguro. 

El panorama económico para México es preocupante, un millón 750 mil empleos podrían perderse, lo que significa una caída de 7 por ciento en el producto interno bruto. 

Lo sectores más afectados serán el automotriz, el de la construcción, el cementero, en resumen, casi toda la actividad industrial, la manufactura de alimentos procesados y el turismo. 

El presidente argumenta que “estamos en una crisis que es transitoria”, y su programa económico se basa en mantener y profundizar el proyecto de la 4T, pensiones, becas, créditos y precios de garantía, y reactivar la economía con obra pública y construcción. En definitiva, ignora las propuestas de contratación de deuda, el uso de las líneas de crédito de los organismos internacionales, y potenciar la banca de desarrollo. 

En otras palabras, seguir exprimiendo al sector público, reduciendo salarios y quitando viáticos y aguinaldos de subdirectores para arriba, usar los recursos de un conjunto de fideicomisos. 

La crisis no será corta, se prevé una caída enorme de empleos, caída de remesas, crecimiento de la pobreza y afectaciones importantes para los trabajadores formales. 

Contraviniendo al presidente, la crisis está muy lejos de ser transitoria. No saldremos pronto a abrazarnos felices, como si hubiese sido una mala pesadilla. 

Está convencido de que no es necesario aumentar los impuestos ni contratar deuda ni aumentar el déficit público. Cree que basta con ajustar el cinturón del gobierno. 

La contradicción está en que la receta económica que aplica, de reducir el gasto el Estado, cobrar menos impuestos, aumentar la austeridad del gobierno y negarse a aumentar el déficit, es exactamente lo que plantea el modelo neoliberal. 

En la crisis de salud, nos enfrentamos a una brutal selección darwinista, están muriendo los más viejos, los hipertensos, los diabéticos, los portadores de VIH, los que tienen padecimientos renales y sobrevivirán los más fuertes, los más jóvenes, los más sanos. Sufrirán, como siempre, los que no tengan nada más que la vida. La estratificación de la sociedad se volverá todavía más profunda. 

El confinamiento obligado por el coronavirus ya está castigando a quienes viven al día y sobreviven de lo que puedan sacar de la calle y, por esa razón, no podrán resistir cuatro semanas en casa que no tienen o donde conviven hacinados y en condiciones insoportables.  

Cuando la pandemia haya concluido se sobrepondrán a la devastación económica quienes tengan casa, quienes tengan dinero, quienes tengan capital cultural, trabajo seguro y tengan un sistema de protección de salud.  

Si queremos sobrevivir como sociedad y no sólo como individuos aislados, debemos sobreponernos a nuestros temores y tejer de inmediato las redes de respaldo social necesarias para contrapesar los efectos brutales de esta tragedia entre los más pobres y los más débiles. Nunca fue más importante la solidaridad de todos, con todos. 

Hoy tenemos que actuar ya como sociedad, porque miles de personas se están quedando sin ingresos, sin forma de obtenerlos y sin esperanza de salir adelante; no tienen cómo cuidarse ni cómo proteger a los suyos. Los programas sociales no podrán suplir las carencias del día a día, y es inhumano sugerir que los pobres deben seguir trabajando, como si fueran inmunes al virus. 

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jl/I