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Los López amparándose
Porque nos la quitaron
Enrique Alfaro vuelve a la carga con algo muy propio de su personalidad: la advertencia.
El 7 de junio y tras sus críticas al semáforo federal sobre el Covid-19, el gobernador de Jalisco diseñó una herramienta simbólica para intimidar a la población: el botón de emergencia.
Entonces definió que los criterios para la activación son la saturación del sistema hospitalario a 50 por ciento y la “tasa de incidencia semanal de 400 casos por fecha de inicio de síntomas por millón de habitantes de la semana epidemiológica anterior, con fecha de corte de los casos conocidos al sábado previo a dar a conocer el indicador”. Cita textual.
Tras casi cinco meses, Alfaro todavía no se ha dado el tiempo para explicar las razones de la elección de esos criterios. Tampoco por qué o cómo podrían impactar tales decisiones a una economía devastada. Es más, el titular de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), Fernando Petersen Aranguren, ha rechazado responder a preguntas de carácter técnico o entrevistas para aclarar este tipo de cuestionamientos que le hemos hecho medios de comunicación o especialistas.
Fiel a su estilo, domingo a domingo, el gobernador se da tiempo de apercibir a la población con mensajes del tipo: “De seguir a este paso, no nos quedará más opción que parar totalmente durante 14 días” o aquella joya “por eso podemos decir que quienes quieren seguir desorientando a la ciudadanía con información falsa, especulaciones o notas escritas para vender periódicos son profundamente irresponsables”.
Y así, una suerte de sermón dominical que subraya el encono y la retórica amenazante.
Por si fuera poco, hay severas contradicciones. Supongamos que el criterio de la tasa de incidencia semanal de 400 contagios por millón de habitantes es el correcto. A la fecha, van 15 semanas que ese dato se ha superado en Jalisco.
De acuerdo con la revisión diaria que hace el doctor Carlos Alonso Reynoso, destacado epidemiólogo de la UdeG, a la base de datos de Radar Jalisco, desde la semana epidemiológica 28 (vamos en la 44) estamos por encima del indicador. En aquel momento la incidencia se ubicó con 500.92 casos de Covid-19 por cada millón de habitantes. ¡Desde entonces no hemos vuelto a estar por debajo del criterio!
La razón: el gobierno estatal promedia la última semana cuando faltan de procesar miles de pruebas por lo que el dato disminuye significativamente. Los epidemiólogos del mundo, la OMS y López-Gatell han repetido hasta la saciedad que no deben tomarse en cuenta las últimas dos semanas epidemiológicas para que el dato sea realista.
Sobre el número publicado el domingo pasado por Alfaro (396.7), el propio Alonso Reynoso cuestionó: “¿Cómo llegaron a esa cifra? ¿Dónde está esa información? ¿En otra base de datos distinta a la que publican diariamente? Queda mucho por aclarar”.
La decisión de activar o no el botón ya está tomada (posiblemente ya se informó). Supuestamente, los cálculos fueron concertados anoche por parte de la Mesa de Salud estatal.
Sin embargo, las consideraciones políticas han estado en la cabeza de Alfaro durante semanas, cuando replanteó el diseño del botón de emergencia: vamos a parar, pero poquito. El 10 de octubre nos informaron sobre las restricciones nocturnas y de fin de semana de las actividades económicas, culturales, recreativas, religiosas, del transporte público y plataformas de autos de alquiler. Falta activarlo.
Por cierto, no se especifica en el documento oficial del nuevo botón que las labores de los periódicos (nocturnas) sean permitidas, por lo que hasta que no se aclare… estaremos en falta.
La del estribo: para muestra, así es el botón de Alfaro y su forma errática de conducir la pandemia.
Twitter: @cabanillas75
jl/I