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Quinto Patio

A pocas semanas de que se realicen las elecciones extraordinarias en Tlaquepaque, dos contendientes subieron al ring a lanzarse algunos golpecillos de lengua, sin realmente atacar con un potente gancho al hígado al otro:

Round 1: A meter su cuchara a otro lado. ¡Fuchi! ¡Guácala!, dijo (bueno, no exactamente así) Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, al acusar que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, está metiendo las manos en los comicios extraordinarios de Tlaquepaque.

Pero además del señalamiento y de lamentar el actuar del Congreso del Estado en el caso Tlaquepaque, Delgado esgrimió una advertencia: que se agarre Alfaro, que dizque porque la visita del morenista a Jalisco es para empezar a organizar la revocación de mandato del mandatario estatal. ¿Serááááááááá?

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Round 2: horas más tarde, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, ese que dice no le gusta enviar mensajes por medios de comunicación, ayer le mandó decir al morenista Mario Delgado que no lo acuse de cosas que ni son ciertas. El mandatario afirmó que él no está metiendo las manos en la elección extraordinaria de Tlaquepaque, quesque eso no pasa en Jalisco y que muestra de ello es que no ha hecho un posicionamiento público. Claro, público no, pero ¿en lo cortito?

Alfaro también le mandó decir que no le tiene miedo a la revocación de mandato, que él ya pasó por dos y la libró. Además, que Delgado no tiene por qué andar en Jalisco dando órdenes, ni qué de qué. Por cierto, nadie le preguntó del tema, la entrevista banquetera ya había terminado y él dijo: “¿No me van a preguntar sobre Mario Delgado?”, y se soltó...

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Round 3: (Bueno, este espacio está reservado para las siguientes y demoledoras declaraciones, fintas con guante pesado, atropellos a la ley, sopapos guajoloteros, patadas voladoras y demás que seguirán ocurriendo toooooodos los días en la disputada Tlaquepaque).

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Otro pleito es el del alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, y la líder sindical del DIF, Martha Elia Naranjo, que está convirtiéndose en el primer conflicto subido de tono de la naciente administración tapatía. El primero ha hecho declaraciones en medios de comunicación contra la segunda, y ésta no se ha aguantado en hacer lo mismo en público sosteniendo sus díceres.

La cosa es que ayer debió intervenir la Junta Local para intentar destrabar este conflicto. Porque en el enfrentamiento entre ambas partes quién sabe si llegue a la conciliación, cuando ambos se mantienen en sus posturas. Lemus asegura que los despedidos son aviadores y Naranjo pidiendo pruebas. Ojalá que la ley sea la que impere y no quien tenga más saliva o poder para inclinar la balanza a su favor. Mientras tanto ya hay un amparo de por medio. ¿Hasta dónde llegará el jaloneo?

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El féisbuc y el tuíter de las instituciones públicas ya son también parte de su patrimonio. Pero ahora resulta que algunos de los funcionarios a los que se les terminó su trienio el 30 de septiembre se quisieron agandallar ese patrimonio. Al comisionado del Instituto de Transparencia (Itei) Salvador Romero le hicieron llegar quejas de ese tipo de gandallismo e incluso le dijeron que en algún municipio habían querido cobrar un baro por soltar las cuentas.

Por cierto que al comisionado le han estado también llegando preguntas acerca de las actividades del Itei a sus redes personales y dijo que mejor no responde por esa vía porque es más conveniente que se haga a través de las redes oficiales del órgano garante. Y de paso, ofreció ayuda a los ayuntamientos que la necesiten con los gandallas para darles los fundamentos legales de que las cuentas les pertenecen. (El año de Hidalgo llegó a las redes sociales, pues).

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jl/I