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Madres buscadoras dejan aprendizajes

Con años de experiencia en la búsqueda de desaparecidos en diferentes estados del país, la semana pasada el colectivo de Madres Buscadoras de Sonora (MBS) precisó en redes sociales una característica de las desapariciones en la entidad: “En Jalisco hemos visto un fenómeno inusual en nuestros hallazgos. El crimen opta también por sepultar a las víctimas en casas abandonadas, muy cerca de lugares habitados. Como un ritual macabro de horror, para la gente y reto para las autoridades”.

Es el caso de la colonia Chulavista, en Tlajomulco de Zúñiga. En casas pintarrajeadas, con basura, dañadas, el colectivo de Sonora, con la participación de familias de Jalisco y otras entidades, halló en la zona fosas clandestinas y bolsas con restos humanos. Las viviendas deshabitadas y abandonadas en distintos fraccionamientos del municipio van de casi 30 mil hasta arriba de 50 mil, según diferentes fuentes. No hay un dato preciso. Solo la certeza de que desde migrantes hasta grupos criminales las usan. Chulavista es parte de un corredor delictivo con otras colonias que padecen graves problemáticas y rezagos sociales.

En seis días de actividad en Jalisco, las Madres Buscadoras de Sonora dejaron numerosas lecciones o aprendizajes. Primero, que cuando se tiene la firme voluntad de localizar a los desaparecidos, se hace todo lo posible para lograrlo; los obstáculos se vuelven retos, incluidas las trabas y los ninguneos de funcionarios públicos, como sucedió con las fatales primeras declaraciones que hizo el gobernador Enrique Alfaro. En segundo lugar, que mientras las autoridades disponen de mayores recursos y usan tecnología como georradares para localizar posibles fosas clandestinas, los colectivos recurren al apoyo solidario, a sus propios bolsillos, y con varillas, palas, picos y machetes les basta. Con esas simples herramientas hallaron, además de osamentas, pozos, fosas ilegales y casas con posibles restos humanos; incluidos sitios donde ya habían buscado policías y ministerios públicos.

En tercer lugar, las familias organizadas y con experiencia son más efectivas para encontrar desaparecidos que las propias fiscalías especializadas, como demostraron las buscadoras de Sonora. Sin las familias, poco pueden hacer las autoridades. En cuarto lugar, los colectivos suelen recibir importante información anónima sobre posibles lugares en que están personas desaparecidas; quienes tienen los datos confían más en las familias que en las instituciones de seguridad y procuración de justicia.

En quinto lugar, la fiscalía debiera modificar desde las actitudes de su personal hasta diseñar sistemas y protocolos para allegarse información, elemento vital para las búsquedas. Falta labor de inteligencia. En sexto lugar, es notable la red solidaria de colectivos que, sin el cobijo de una institución oficial, son un ejemplo de cómo la sociedad civil puede organizarse y dar resultados. Las madres están unidas por la oración, el dolor y la tenaz búsqueda de sus tesoros.

En séptimo lugar, resultó notoria la desinformación de la burocracia estatal sobre los colectivos y movimientos relacionados con la búsqueda de desaparecidos, empezando por el gobernador. Aun cuando era público que vendrían colectivos de Sonora y otras entidades para apoyar a familias de Jalisco, la primera información que le hicieron llegar a Enrique Alfaro era sesgada, inexacta y alarmista. No entienden que no entienden.

El discurso de los colectivos de familias con desaparecidos contrasta muchísimo con el de las autoridades. Las madres son “buscadoras”, aunque cuando están en plena faena vaticinan que van “a encontrarlos”; la burocracia, en cambio, va “a buscarlos”. Es un matiz importante. Para unas es certeza, para otros es incertidumbre. Unas pueden tardarse, pero hallarán; y los responsables de localizar a los desaparecidos pueden durar décadas o no ubicar nunca a las víctimas.

Con el sufrimiento y el cansancio a cuestas, arriesgando sus vidas, las madres buscadoras dan ejemplo y siguen construyendo una distinta, alentadora y humanista narrativa.

Twitter: @SergioRenedDios

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