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Alfaro, ¿ratificación de mandato?

¿Por qué cambió Enrique Alfaro sobre la ratificación de mandato? Porque en casi seis años agotó su capital social, ese que provocó una ola naranja que rompió el bipartidismo en Guadalajara y que lo llevó a sacar al PRI de la Perla Tapatía en 2015. 

Alfaro era un fenómeno de popularidad en su campaña electoral por la alcaldía de Guadalajara, sumó a activistas y artistas a su favor, la gente realmente confiaba en su palabra y en el cambio que él representaba para la capital jalisciense. Pero su personalidad, justo la que le permitió confrontar los discursos desgastados del PRI y del PAN, fue la que, con el tiempo, comenzó a desgastar en lo local su figura política. 

La queja de los medios de comunicación sobre los malos tratos y malos modos del entonces alcalde tapatío y de su equipo de trabajo encendieron alarmas en ciertos grupos, sobre todo en el de los periodistas, académicos y defensores de derechos humanos. 

Y ya en el gobierno de Jalisco se rompió el encanto del líder, del alfarismo, y esa fractura es la que tiene ahora a Pablo Lemus llenando el vacío que está dejando Enrique Alfaro. 

Esta pérdida del apoyo real de la gente es la que no permite que veamos a Alfaro impulsando su propia revocación de mandato, como lo hizo cuando era alcalde en Guadalajara. 

Enrique Alfaro impulsó por primera vez en Jalisco la revocación de mandato. Cuando era candidato a presidente municipal por Guadalajara, en abril de 2014, declaró: “Si la gente considera que no hemos estado a la altura de sus expectativas, podrá retirarnos su apoyo: si no sirvo, me corren. Así de simple”. 

Su propuesta incluía que en 2016 se contaría ya con un Reglamento de Participación Ciudadana de Guadalajara, en el cual se contemplaría la revocación del mandato. 

En noviembre de 2015 ya como alcalde se aprobó en cabildo el Reglamento de Participación Ciudadana para la Gobernanza de Guadalajara, que en la sección V estipula la revocación de mandato, la cual “será obligatoria y se llevará a cabo en el segundo año del periodo constitucional de gobierno”. 

En junio de 2017, el entonces alcalde Alfaro retaba a sus homólogos priistas y al entonces gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, a imitarlo y someterse a la decisión de la gente. 

“Si les parece que lo que estamos haciendo es un ejercicio nada más de show o de propaganda, lo que yo decía es que todos los priistas pues deberían hacer lo mismo, que pudieran preguntarle a la gente si aprueban o no su trabajo y que a la mejor deberíamos de empezar por el gobernador del estado”, dijo entonces. 

En agosto de 2017 se llevó a cabo la ratificación de mandato que le dio el sí a la continuidad a Enrique Alfaro con el 86 por ciento de los votos. En esa jornada participaron 76 mil 584 tapatíos, de los cuales casi 65 mil le dieron su apoyo al alcalde emecista. 

Y ahora como gobernador ya no tiene ese ímpetu de promover la ratificación de mandato; el tema se le ha expuesto a Alfaro y ha respondido que se someterá a una ratificación de mandato siempre y cuando lo solicite la gente. 

Parece que la ciudadanía ahora va a impulsar la revocación de mandato en Jalisco, la Confederación Jalisciense de Asuntos Ambientales anunció el lunes que buscará reunir el 3 por ciento de firmas del padrón electoral (185 mil) que se requieren para que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) contemple la revocación de mandato del gobernador de Jalisco. 

Es momento de hablar de la revocación de mandato como lo que es un ejercicio de participación ciudadana directa y de rendición de cuentas para discutir la continuidad o no del presidente municipal, del gobernador o del presidente de México. 

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