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Guadalajara y su basura

Para ti, querida Salud Ramírez, por tu aliento

 

La llegada de los “conservadores” al gobierno de Guadalajara trajo lamentables consecuencias con sujetos de la calaña de César Coll Carabias, importado de la Ciudad de México y con ínfulas de gobernador. Fue entonces cuando se desató el proceso de privatización de empresas públicas que dio lugar al enriquecimiento notable de políticos coludidos con los empresarios beneficiados.

Ahora se habla del manejo del agua, que estará cada vez con letras más gruesas en el orden del día porque su futuro es preocupante y se trata de un elemento de primerísima necesidad.

Ojalá se consiga evitar que se incremente la manipulación privada y, pronto, sus llevadas y traídas vuelvan a ser atribuciones mayormente oficiales. Entre otras cosas, sería un modo de aprovechar la sobrecarga de empleados y funcionarios municipales que se ha ido generando en los últimos trienios.

Pero el tema de la basura, que también resulta ser muy importante, hace ya casi 30 años que no sólo rinde pingües frutos a manos privadas y, por debajo del agua, también a las de políticos conservadores de relieve.

En este caso, lo peor es que, además, el manejo cada vez ha sido más defectuoso a efecto de que rindan más utilidades… Últimamente la situación se ha vuelto insostenible: el abandono de los desperdicios se ha convertido en una constancia preponderante de la imagen metropolitana.

No es, por supuesto, solamente un problema estético, pues hasta los rincones más bellos se ven horribles con el regadero de desperdicios, se trata de un problema de salud pública, lo cual da lugar a que sea más repulsiva la actitud de los beneficiados y la de las autoridades que los solapan y medran también…

Por fortuna nuestro sistema democrático ha dado lugar a que, también en los ayuntamientos, la voz de la oposición se haga sentir, aunque a veces tenga poco éxito.

El actual ayuntamiento tapatío, que se previene de la posibilidad de que venga otro partido a gobernar a fin de año, aunque no haya concluido el período vigente, quiere dar con el agua su último gran zarpazo, renovando por otro larguísimo lapso la concesión de la misma pillastre empresa.

Afortunadamente, ganando la solidaridad de propios y extraños, una regidora del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ha levantado la voz y ha emprendido una campaña para evitar el latrocinio pretendido. Ojalá tenga éxito y se dejen las cosas de modo que la nueva administración y gobierno de Guadalajara puedan resolver las cosas como más conviene a la ciudadanía y no a los corruptos funcionarios que ya se van.

Con entusiasmo, desde esta página, felicito a Mariana Fernández Ramírez, que es la regidora de marras, y hago votos para que, en bien de nuestra ciudad, logre ponerle las peras a cuarto a la “cargada” corrupta. Es una lucha que vale la pena pues nos puede evitar muchos problemas ya en el futuro cercano.

Ojalá cuente con el respaldo de la ciudadanía consciente y responsable antes de que, como diría la señora Gálvez, con su elegante hablar “nos lleve mucho la… que nos trajo”.

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jl/I