Los peritos forenses y peritos viales tienen mucha información y análisis qué compartir para explicar la enorme cantidad de personas fallecidas en accidentes viales: mil 164 solo durante el año pasado, lo que significa entre tres y cuatro, en promedio, por día. Si bien la cifra de decesos en 2024 significó una reducción de 11 por ciento en comparación con 2023, cuando hubo mil 310 defunciones por siniestros viales en la entidad, tratándose del año con mayor número de muertes, la comparación no minimiza la gravedad de los percances en calles, avenidas y carreteras. Una característica que regularmente está presente es la alta velocidad con que se conducen los vehículos, aunado a la impericia, la falta de señalamientos claros y, en menor medida, fallas mecánicas.
Otra información relevante que proporciona el Inegi es que el año pasado murieron 269 personas que viajaban en motocicleta. Se trata de una cifra récord desde que el instituto contabiliza la mortalidad. Por desgracia, la imprudencia de conductores de motocicletas, que cada año aumentan más, es bastante cotidiana: convierten una calle con dos carriles en otra con cuatro, al abrirse paso entre los automotores, con un irresponsable alto riesgo que, en muchas ocasiones, raya en lo suicida. Además de los operativos para asegurar motos irregulares, tendrían que establecerse otras medidas para disminuir las muertes y lesiones.
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En plena luz del día, un grupo de sicarios puede asesinar a un empresario transportista y a su hija; enfrentarse a tiros con los escoltas, victimar a uno y herir a cuatro; disparar durante más de 15 minutos con armas largas, sin que ninguna autoridad acudiera; aterrorizar a vecinos y a quienes por ahí circulaban; incluso, hasta grabar su propio video del ataque y luego huir a bordo de al parecer dos vehículos. Todo, a escasas cuadras de una base de la Comisaría de Seguridad de Guadalajara.
Ocurrió ayer a temprana hora en Zapopan, en los límites con Guadalajara. En la avenida Topacio y Bahía. A pocos minutos está una base policial tapatía, aledaña a la Cruz Verde Leonardo Oliva. Una escena más de la inseguridad metropolitana.
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Anticipábamos que el reciente aumento a la tarifa del transporte urbano ocuparía parte de la agenda pública. Incluso, podría convertirse en una bola de nieve del descontento. Por lo pronto, ya se pronunciaron en contra tres organizaciones de la Universidad de Guadalajara: la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y los sindicatos de los trabajadores académicos (STAUdeG) y de los trabajadores administrativos (SUTUdeG). Ya anunciaron una serie de medidas que prevén tomar, en tanto se organizan, desde otros espacios, manifestaciones contra el alza en los primeros días de enero de 2026.
En un contexto en que se asegura que con medidas jurídicas se podría echar para atrás la decisión del Comité Tarifario, resulta evidente que a quienes perciben el salario mínimo, y son cuatro o cinco integrantes de una familia que usan el transporte dos o cuatro ocasiones, sí les pega en sus bolsillos. Sobre eso no sensibiliza estar detrás de un escritorio o en la comodidad de un automóvil.
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Empecemos a despedirnos de 2025. Mañana será su último día. Y, pese a tantas desgracias y cosas feas, dispongámonos a ser optimistas.
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