Quinto Patio

Si alguien considera que en Jalisco las autoridades investigadoras se movilizan rápida e instantáneamente cuando saben que una persona está desaparecida, lamentamos aclararle que no es así. Ni dejan el café que sorbían a gusto, ni abandonan el chat y los mitotes que les provee el celular, ni viajan a toda prisa al lugar en que ocurrió la desaparición, ni solicitan información a la voz de ya al sistema de videovigilancia C5, ni gestionan y ni exigen que pronto les entreguen las sábanas con las llamadas telefónicas hechas por la víctima, ni… ni… ni… ¿Por qué lo decimos? Para muestra, basta un mes. 

En el reciente agosto integraron 136 nuevos casos de personas desaparecidas al Registro Estatal. De las 136, resulta que 77 continúan sin aparecer; o sea, más de la mitad. Y en uno de cada tres casos, la Vicefiscalía de Personas Desaparecidas no abrió carpeta de investigación. En lenguaje pleonásmico, no investiga por no tener carpeta de investigación. Quedan las víctimas a expensas de que indaguen su paradero sus familiares o a la buena de Dios. Lo peor: en ocho casos confirmó esta vecindad la comisión de algún posible delito, incluso una persona fue encontrada muerta y una más trasladada a la Ciudad de México, sin que la vicefiscalía abriera las respectivas carpetas de investigación. Seguimos entendiendo por qué estamos como mal-estamos. 

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Si usted es vecino o habita en la zona en que colindan Tlaquepaque y Tlajomulco, seguramente cada vez que llueve por el rumbo mantiene en alerta el ojo pelón en la noche, si está en su casa o empleo; o si se traslada en camión o su vehículo, sabe que tiene que acudir a prisa a su hogar o trabajo, antes de que la cosa se ponga fea. Las imágenes de las afectaciones provocadas por las recientes lluvias evidencian los problemas históricos de inundaciones en esa área, que se han agudizado en los últimos años, como señala Luis Valdivia Ornelas, académico de la Universidad de Guadalajara. 

Vivir cerca del Arroyo Seco representa riesgos. Se trata de uno de los más importantes arroyos del Área Metropolitana de Guadalajara, que nace en La Primavera, cruza el Valle de Atemajac y desemboca en Las Pintas. Sin embargo, la urbanización en su microcuenca, particularmente en El Garabato, ha modificado drásticamente el cauce, lo que provoca desbordamientos. Y vaya que lo saben y padecen los vecinos, por ejemplo, de la avenida Adolf Horn. 

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De aquí para adelante, desde septiembre, el resto del año se va rápido. Las Fiestas Patrias son (además de rigurosa celebración mexicana, con la ceremonia de El Grito, la verbena popular, y al día siguiente el desfile militar), el inicio de festejos que se encadenan uno tras otro, con diferentes fechas religiosas y cívicas que aligeran el espíritu. 

Y, de pronto, van a ver, caeremos en la cuenta que ya, sí, ya, estamos en diciembre con sus jolgorios infaltables. Así que, si no ha comprado su banderita o rehilete tricolor, ya se está tardando. El ritual lo exige. 

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Cuando veas la pipa capitalina de gas estallar, pon las tuyas a revisar… (sabiduría parafraseada para empresarios gaseros, gobernantes, protección civil, bomberos y demás…). 

qp@ntrguadalajara.com

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