INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Astronomía en Chapultepec 2

Los datos de excavación arqueológica, junto con las fuentes históricas, muestran que la cumbre del cerro de Chapultepec se utilizó como un lugar de observación astronómica, permitiendo la medición del tiempo a través del conocimiento cíclico y recurrente de los cuerpos celestes, en especial del Sol, rector de la vida en la Tierra que fue, finalmente, el astro más importante para la organización de la vida cotidiana, económica, ritual y militar durante el posclásico tardío

Manuel Alberto Torres García y María de la Luz Moreno Cabrera en ‘Lajas Celestes: astronomía e historia en Chapultepec’, Jesús Galindo Trejo et al., Conaculta-INAH-UNAM, México (2003), p. 79

 

Auspiciado por el Patronato del Museo Nacional de Historia (MNH), el libro colectivo Lajas Celestes: astronomía e historia en Chapultepec, además de dar cuenta de los antecedentes del lugar en cuanto a la observación del cielo, aborda también los estudios sobre el conocimiento astronómico entre la transición del pensamiento novohispano a lo que José Ruiz de Esparza llama “la ciencia republicana”, hasta el desarrollo de la astronomía en México durante el siglo pasado en un capítulo de la muy estimada doctora Silvia Torres Peimbert, investigadora emérita del Instituto de Astronomía de la UNAM, quien relata acerca del establecimiento en 1878 del Observatorio Astronómico Nacional en el Castillo de Chapultepec.

Al hacer el recorrido por las diferentes salas, antiguos aposentos cuyo uso dependió de la función del inmueble, si bien las respectivas cédulas informan en una línea de tiempo de los mismos, con lo que nos damos cuenta de los amplios espacios ocupados por el segundo astrónomo y el director del Observatorio Astronómico, la museografía sólo muestra ya sea los objetos cuando fungió como palacio imperial o la residencia oficial del Benemérito y las salas de protocolo o despachos.

Sería agradecible que alguna mostrara por ejemplo el lugar de los calculistas y asiento del anteojo meridiano, instrumento que además de su uso para determinar la longitud del lugar se utilizaba para determinar la hora merced el paso de estrellas conocidas por el meridiano respectivo. El “Caballero alto” que mencionamos la semana pasada se encuentra cerrado y a través de sus ventanas percibimos que se convirtió en una especie de bodega, se podría recuperar como un magnífico museo de sitio de la ciencia astronómica.

Prácticamente en un rincón a la entrada de una sala, fácilmente desapercibido por quienes circulan rápidamente, se encuentra un gran capelo con objetos emblemáticos relacionados al hito por el cual la moderna astronomía mexicana fue reconocida alrededor del mundo: la expedición que desde Japón observó y registró el tránsito de Venus de 1874, un tránsito topográfico de manufactura norteamericana y el libro con el informe de la Comisión Astronómica Mexicana al Japón del ingeniero Francisco Díaz Covarrubias, acontecimiento sobre el cual escribí en esta columna el 23 de diciembre de 2019.

X: @durrutydealba

jl/I