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Guadalajara es Beirut

El miércoles de Pascua del 22 de abril, en cadena nacional a la una de la tarde, Abraham Zabludovsky, por canal 2 encabezaba así la noticia: Guadalajara es Beirut, como analogía de destrucción y muerte.

Un derrame de combustible que generó violentas explosiones en el barrio de San José de Analco, por la calle Gante y a las colonias Atlas, San Carlos y el barrio de Las Conchas, con una cantidad importante de muertos y heridos.

A los pocos minutos las líneas telefónicas se saturaron y colapsaron, y ya fue imposible comunicarse con los familiares que vivían en otras ciudades. Las explosiones originadas por la gasolina presente en el sistema de alcantarillado, sucedieron poco después de las 10 de la mañana, destruyendo 8 kilómetros, siendo la calle de Gante la más destruida.

El resultado en números oficiales fue mil 800 heridos, 69 desaparecidos y 212 muertos, aunque las crónicas del periódico El Samaritano, precursor de Semanario, advertían que el saldo fue mucho mayor, basado en las misas que se celebraron en las parroquias de los Decanatos afectados en la Diócesis de Guadalajara y en los censos parroquiales.

Este periódico informativo de la Parroquia de Analco y dirigido por el padre Maurilio Tamayo tuvo airados reclamos por parte de don Gabriel Covarrubias Ibarra “por publicar cifras no oficiales”, quien fungía como presidente del Patronato de Reconstrucción del Sector Reforma.

Hace 32 años amanecimos con un abismo abierto entre gobernantes y pueblo. Las explosiones mostraron la descomposición del tejido político.

El sociólogo Jorge Alonso ha señalado que la cifra del número de muertos dada por el gobierno no fue creída. Los testigos tenían la percepción de una gran cantidad de cuerpos destrozados que el gobierno no contabilizaba oficialmente. “Cada casa perdida representaba un hogar, una historia de una familia con sus afectos, sus recuerdos, sus bienes adquiridos a través de años de trabajo y esfuerzo familiar”.

El pasado lunes 22 de abril, los vecinos, sobrevivientes y socorristas que intervinieron en la tragedia, se reunieron en el memorial levantado en la calle de Gante para hacer memoria, honrar y orar por las personas que fallecieron y las personas que sobreviven con secuelas con una celebración Eucarística presidida por monseñor Engelberto Polino Sánchez, obispo auxiliar de Guadalajara, y concelebrada por los sacerdotes Miguel González Gámez y Fabián Estrada Campos.

“Recordar a los que se fueron y perpetuar su memoria” fue la frase que prevaleció en el corazón de los familiares, y asistentes en esta Capilla Memorial como lo señala el padre Gustavo Alexis Márquez, que tiene a su cuidado esta Capilla Memorial, y que atendió a los periodistas y medios de comunicación convocados.

La exigencia de justicia sigue en el ánimo de las personas que sufrieron estos acontecimientos. El repudio a la negligencia de las autoridades y a la complicidad que causaron esta tragedia no puede olvidarse; es necesario generar una conciencia sobre la responsabilidad de las autoridades y en especial en este tiempo de elecciones donde todos los candidatos se presentan como los que tienen todas las soluciones a todos los problemas.

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