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El dolor y las experiencias personales, tal como se sintieron en su momento, son la materia prima para trabajar en la obra plástica de la artista tapatía Alejandra Ruiz, quien ahora mismo realiza una residencia en Taller Los Guayabos, en el Centro de la ciudad, donde explora una de las sus más recientes inquietudes: el tiempo.
Mostrarse tal como es y hablar del interior es parte de su labor que no contempla estructuras, técnicas o materiales rígidas, sino formas de compartirse con el otro
NTR. Empecemos por el principio ¿cómo descubriste el arte como herramienta?
Alejandra Ruíz (AR). Siempre tuve un interés por los oficios creativos, primero tenía una afición hacia la arquitectura, estaba más interesada en eso, buscaba textos y fotografías al respecto aunque luego por mis amigos de la infancia que ya estaban en las artes me fui empapando más de las artes plásticas; entré a la Licenciatura de Artes Visuales y ahí fui agarrando más el gusto por la pintura durante algunos años de escuela.
NTR. ¿Cómo comenzó la decisión de explorar varios soportes?
AR. Fue un punto en el que el lienzo como tal ya no fue suficiente; como que hay cosas que requieren algo más que la pintura para tener el efecto deseado. Fue más una necesidad. Cumplir un objetivo que no se limitara, no se frenara con el material. Me fui moviendo a donde sentí que era natural.
NTR. ¿Ocurrió así con las temáticas?
AR. Al principio me interesaban sobre todo temas sociales, problemáticas y análisis de temas como la infraestructura pública, como una metáfora de cómo nos movemos y cómo se refleja esto, pasé a la arquitectura, la arquitectura en ruinas, continué con las plantas que aparecen en las ruinas, una cosa fue llevando a la otra. Hoy estoy con preguntas ontológicas. Me interesa más el interior: estoy clavada con el tiempo, lo efímero, qué es el tiempo, cuánto duran las cosas si son irrepetibles. Eso me inquieta.
NTR. ¿De dónde parten estos temas?
AR. Son cosas que se dan natural, experiencias personales que te marcan. No creo que podría trabajar sobre otra cosa. Esto de lo irrepetible, por ejemplo, surgió a partir de dos pérdidas cercanas que tuve. Comencé con una fotografía, que luego fue seleccionada en la Bienal del Paisaje, tomada desde el sexto piso de la Clínica 49 (del Instituto Mexicano del Seguro Social), un día antes de que muriera mi abuela, entonces era una manera de retratar el último paisaje que pudo ver en vida y la última oportunidad de la esperanza. Así surgió. Lo de las ruinas comenzó de mucho tiempo atrás, a los 4 años me mudé para Analco y acababan de pasar las explosiones, así que los lugares que veía todos los días al caminar eran los vestigios del 22 de abril recién ocurridos.
NTR. Cuando decides hablar de este dolor, o de tu propia historia, entonces ¿qué papel ocupa el arte en tu vida?
AR. Lo veo como un medio. Un medio para entender el dolor, el miedo. Una manera de exorcizar los demonios que lleva uno dentro, pero también de compartir para ver si hay una empatía en estas búsquedas. No sirve tenerlo para mí o guardarlo. Es exponerte y creo que está bien: veo un problema muy grande en México muy marcado en el deporte, este miedo a parecer frágil, a parecer débil, a aparentar que no pasa nada y ser hermético. A mí me gusta todo lo contrario, al menos en mi obra, me gusta lo visceral, mostrarme frágil, transparente, vulnerable. En mi carácter soy un poco lo contrario y en mi obra me gusta lo otro que no puedo negar.
NTR. ¿Te impones retos o parámetros para cada obra ya que utilizas varios soportes?
AR. Me gusta usar materiales y técnicas que no he usado, pero adaptarlos a mis intereses. Una vez presenté unas piezas en pirotecnia y me dio muchísimo miedo, pero me gusta retar mi zona de confort. Primero pienso en las ideas, los temas y la mejor manera de materializarlo. Volvería a usar la pirotecnia, sí, aunque me de miedo, porque al final del día es de eso de lo que trata el arte.
“Me ocurre todo el tiempo parar en medio y buscar otros soportes que me convenzan más”
“Pasé por la escultura, luego por la instalación y el arte objeto hasta encontré que mi camino es moverme entre varias técnicas” Alejandra Ruiz, artista Plástica
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