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Libertad sin independencia

En septiembre celebramos nuestras fiestas patrias. La mayor alegría que un individuo, una familia o una nación puede festejar es la independencia y la libertad. Independencia significa no estar dependiendo, no estar pendiendo, colgado de alguien o de algo. Cuando un individuo o una nación no tienen independencia, estará a la voluntad y los caprichos de otro. Libertad es no estar encerrado, preso, ser libre es el máximo valor que puede tener un hombre. 

Por eso a los que mal se portan les quitan como mayor pena la libertad. Festejamos en septiembre la libertad e independencia de una nación. Todas las naciones del mundo en uno u otro periodo han dependido, han sido invadidas, esclavizadas o sometidas por diferentes razones. El 16 de septiembre de 1810, en México se inició la lucha insurgente contra España y 11 años después, el 27 de septiembre de 1821, el ejército trigarante llega triunfal a la Ciudad de México logrando la independencia después de acumular muerte, tragedia y pobreza. 

Los hijos de españoles nacidos en México, llamados criollos, eran los hombres cultos que apoyados por los indígenas, mulatos y negros que habitaban la Nueva España lograron que se les permitiera instalar un gobierno autónomo del rey de España. Ahí nació nuestro México orgulloso que hasta la Revolución en 1921 logró la consolidación de las instituciones gubernamentales. 

Los docentes somos los responsables de educar a nuestra nación, de hacer a los niños y jóvenes productivos para que nuestro país al no depender económicamente pueda tener una libertad de decisión política. Mientras nuestra nación no sea productiva, autónoma económicamente a pesar de ser independientes no tendremos libertad de acción. Un individuo, una familia y una nación son más libres cuando menos dependencia económica tenga. Aquí radica la importancia del magisterio. Ya lo decía Vasconcelos, el primer secretario de Educación: “Traigo en el corazón impreso el espectáculo de los niños hambrientos, sin educación, pobres y abandonados de nuestro país (...) Tomemos al campesino, al obrero, al trabajador bajo nuestra guarda y enseñémosle a centuplicar el monto de su producción mediante el empleo de mejores útiles y de mejores métodos. Esto es más importante que distraerlos en la conjugación de los verbos, pues la cultura es fruto natural del desarrollo económico (...)”. 

jl/I