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Antimonumentos en Guadalajara y memoria colectiva

Desde una perspectiva de derechos humanos, la memoria es un derecho y un deber social, y se constituye como forma de lucha contra la impunidad y la injusticia. Frente a la memoria construida por una narrativa institucional, la lucha contra el olvido ha dejado marcas en los espacios públicos, símbolos gráficos que expresan reclamos de justicia ya sean en forma de carteles, grafitis, mantas, placas, esculturas y más recientemente antimonumentos, denominación que denota una construcción desde la resistencia y la sociedad civil.

En Guadalajara se instaló la Estela contra el olvido, en 2004, que se sitúa en el Jardín de San Sebastián de Analco para recordar una de las mayores tragedias a las que se ha enfrentado la ciudad: las explosiones del 22 de abril de 1992. Ante el grave daño, las autoridades actuaron con negligencia, dolo e indiferencia mientras que la sociedad civil respondía organizándose y apoyando a los vecinos afectados de manera solidaria. La escultura fue realizada por el artista Alfredo López Casanova en colaboración con la asociación de sobrevivientes de las explosiones en el Sector Reforma.

La Glorieta de las y los Desaparecidos (antes conocida como Monumento a los Niños Héroes) fue resignificada por familiares de colectivos. En 2018 tres jóvenes estudiantes de cine del Centro de Artes Audiovisuales (CAAV) desparecieron mientras realizaban una actividad escolar; sus compañeros se movilizaron inmediatamente.

En las manifestaciones por la desaparición, la glorieta comenzó a convertirse en el referente de encuentro para reclamar la búsqueda. Posteriormente un grupo de artistas colocó macetas de gran dimensión (Jardín contra el olvido, en 2019) y sobre esa instalación se pusieron los primeros retratos de las personas desaparecidas. Después los familiares colocaron lonas y losetas que llenaron la glorieta con imágenes de personas que están siendo buscadas por familias y colectivos.

La Antimonumenta por los feminicidios se colocó en el Centro Histórico de Guadalajara (2020), la pieza escultórica hoy es parte del andador peatonal situado frente a palacio de gobierno; a iniciativa de organizaciones como Cladem se renombró ese lugar como Plaza Imelda Virgen, en memoria de la profesora de la Universidad de Guadalajara cuyo asesinato es el primer caso de feminicido reconocido así en Jalisco. Dicho espacio se ha convertido en un punto de referencia para acciones, marchas y concentraciones vinculadas a la lucha por erradicar las violencias contra mujeres. El círculo tiene la leyenda “Memoria, Verdad y Justicia”, y la cruz “Ni una menos”. La placa señala: “Que resuene fuerte la rabia, el dolor y el amor de quienes las recordamos exigiendo justicia”.

El antimonumento 5J (junio de 2023) fue colocado en el Centro de Guadalajara en memoria de las víctimas de la represión y desaparición forzada en el contexto del llamado halconazo tapatío; aunque el mismo día de la instalación, fue retirado por autoridades locales, un tribunal ya ordenó que fuera reinstalado, pero a pesar de la orden judicial, ello no ha sucedido. El colectivo promotor permanece a la espera de la restitución del memorial.

La instalación más reciente es la del antimonumento La lucha sigue, en septiembre de 2023 en el barrio de San Andrés, que fue cuna del movimiento social juvenil en contra de la represión en los 70. En la placa explicativa se señala: “Conmemoramos 50 años de la fundación de la LC 23S (Liga Comunista 23 de Septiembre) y rendimos homenaje a todos los compañeros y compañeras que (…) cayeron combatiendo o fueron detenidxs-desaparecidxs. Así mismo a quienes siguen luchando por un mundo mejor y más justo”.

La ciudad tiene otras marcas que, en su conjunto, son parte de la construcción de memoria como proceso social; implican un accionar colectivo para recordar, no ser indiferentes ante el dolor y luchar por que haya justicia.

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