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Perfil del presidente por competencias

El proceso electoral 2018 nos obliga a reflexionar sobre el perfil ideal de presidente y luego compararlo con el que proponen los partidos políticos. Las empresas e instituciones contratan de esa manera a su personal, así debemos hacerlo los ciudadanos. No simplemente –como lo hacemos al votar– elegir “entre lo que hay” o al “menos corrupto”. Los ciudadanos de hoy buscamos un presidente de carne y hueso no un producto de la mercadotecnia.

El artículo 82 de la Constitución Política mexicana establece que para ser presidente se requiere ser ciudadano mexicano por nacimiento, hijo de padre o madre mexicanos y haber residido en el país al menos durante 20 años; tener 35 años cumplidos al tiempo de la elección, no pertenecer al estado eclesiástico ni ser ministro de algún culto y no estar en servicio activo, en caso de pertenecer al Ejército, seis meses antes del día de la elección, entre otros.

En esta lógica, para Enrique Peña Nieto, el perfil de su sucesor debe partir de dos rasgos fundamentales: tener una idea y visión clara de adónde va el país, y una conducta honesta, limpia, de reconocimiento y prestigio.

Hagamos, pues, los ciudadanos, un perfil de las competencias que queremos que tenga el próximo presidente. Hagamos este ejercicio con nuestros vecinos, amigos o familia. Usted, como ciudadano, es el que contrata a los funcionarios públicos. ¿Qué atributos ideales y qué competencias debería tener el próximo presidente de México?

Los grandes educadores en competencias, surgidos de la conceptualización de aprender a aprender, señalan que al menos hay seis competencias que debe tener cualquier persona para ser capaz de aspirar a ser un buen gobernante y pasar a la historia como un estadista, y son las siguientes:

Capacidad de organización. El presidente encabeza la administración pública federal, es el jefe de millones de empleados públicos, por lo cual debe tener la capacidad suficiente para elegir a buenos colaboradores, los mejores que estén disponibles en cada área, y hacer que trabajen de forma coordinada, para que conformen un equipo. No se necesitan talentos que trabajen de forma aislada, sino de conformar un equipo que sea efectivo en las metas diseñadas por el presidente.

Liderazgo social y político. El presidente en México tiene los elementos para ser el principal actor político del país, pero debe ser capaz de diseñar un agenda política de larga andadura, aliento, y de encabezar las principales negociaciones políticas del país, incluso entre actores de la sociedad. Debe tener competencias para sentarse con académicos, periodistas, empresarios, organizaciones sociales, defensores de derechos humanos, etcétera, y ofrecerles a todos respuestas a las inquietudes que tienen. En otras palabras, que tenga ideas pertinentes e idóneas para resolver problemas.

Habilidad como comunicador. Un buen presidente debe ser, sobre todo, un buen comunicador. No sirve de nada que tenga buenas ideas si no es capaz de explicarlas y defenderlas en público. En una democracia, los políticos no deben solamente vencer, sino también convencer; y eso se hace hablando, dialogando, comunicando proyectos, iniciativas, propuestas, etcétera.

Valores. Sería ideal que el candidato tuviera una aceptable carrera académica, sin títulos o notas inventadas. El candidato tiene que ser creíble, confiable. Debe transmitir una honestidad verdadera, basada en una trayectoria pública, conocida e impecable. Elegir un ser humano con esfuerzo visible de hacer lo que se dice, de tener palabra, de ser veraz y honrado, valores olvidados en la política mexicana.

Los ciudadanos no queremos un presidente improvisado, o un producto del marketing político o de la imagen pública, tiene que haber hecho vida política, vida institucional, empresarial o académica, haber militado algunos años, o participado en organizaciones o colectivos de la sociedad civil. Esto le permitirá hacer política, es decir, tener capacidad de diálogo y negociación con toda organización. Tengo la sensación de que estos cinco años no tuvimos presidente.

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JJ/I