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Estrés financiero en las familias

Se acerca diciembre y, con él, una temporada que mezcla emociones, celebraciones y también preocupación económica. Para muchas familias mexicanas, la Navidad y la conocida cuesta de enero representan un incremento considerable en los gastos, lo que intensifica el estrés y afecta de manera directa la salud mental, la convivencia y el bienestar emocional en el hogar.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi) 2023, la situación económica de los hogares es frágil: apenas 52 por ciento de las personas adultas cuenta con algún tipo de ahorro y, dentro de ese grupo, el 57.3 por ciento solo tiene guardado hasta el equivalente de una quincena, lo que dificulta enfrentar imprevistos. El endeudamiento también es significativo: 36.2 por ciento de la población reporta tener deudas, y el 17.1 por ciento percibe su nivel de endeudamiento como alto o excesivo. No sorprende entonces que 48.4 por ciento de las personas exprese preocupación intensa por la acumulación de sus deudas.

Este escenario se traduce en altos niveles de estrés financiero. Según la misma encuesta, 36.9 por ciento de los adultos experimenta un nivel alto de estrés, mientras que el 34.6 por ciento vive un nivel moderado. Los efectos no son solo emocionales: 34.9 por ciento reporta síntomas físicos, como dolores de cabeza o problemas gastrointestinales, y 30.7 por ciento afirma sufrir alteraciones en el sueño, cambios de apetito o irritabilidad, todo asociado directamente con la presión económica. Además, las personas consideran que necesitarían alrededor de 16 mil 421 pesos mensuales para cubrir sus gastos básicos sin vulnerabilidad, una cifra superior a lo que muchos hogares perciben.

El impacto emocional de estas tensiones no se limita a quienes administran el presupuesto. Los niños y adolescentes perciben los cambios de ánimo y las discusiones, internalizando la incertidumbre económica como parte del ambiente familiar.

Aun así, existen estrategias que pueden amortiguar este estrés. Planear con anticipación el presupuesto de diciembre y enero ayuda a dar una sensación de control. Hablar abiertamente sobre las expectativas económicas del hogar, establecer acuerdos sin culpas y practicar técnicas de regulación emocional, como pausas de respiración o relajación, pueden disminuir la ansiedad. También es valioso identificar cuándo se necesita apoyo profesional, ya sea financiero o psicológico. Enfocar la temporada en la convivencia y los vínculos puede transformar la experiencia de estas fechas.

El estrés financiero no desaparece de inmediato, pero sí puede manejarse con prevención, diálogo y responsabilidad. Cuidar la economía del hogar es también cuidar la salud mental de quienes lo integran.

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jl/I

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