INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Humildad en la educación

En escuelas y familias existe la inadecuada tendencia de empoderar al ser humano, hacerle pensar en sí mismo, incidir en el amor propio, autoconfianza, autoestima de una manera arrogante con base en ganar una competencia, un concurso sin importar los medios o dañar a los semejantes. Viceversa, existe la necesidad de enseñar una falsa humildad con base en la compasión del menos favorecido desde alguna perspectiva de superioridad.

Los adultos queremos enseñar, instruir, adiestrar a niños y jóvenes. Les enseñamos números y matemáticas, letras y textos. Les enseñamos historia haciendo ver lo que está bien y lo que está mal, y así nos volvemos determinantes en todo.

Entonces dejemos de observar y enseñamos a no concientizar. Empezamos a admirar a alguien o a despreciar o menospreciar y entonces pretendemos ser humildes con el prójimo porque lo vemos menos, pequeño y nos compadecemos y damos misericordia, lo miramos como un perrito abandonado y lo queremos mirar con ojos de humildad, y en el fondo lo estamos ofendiendo, pues lo vemos afligido, débil comparado con nosotros mismos.

Es aquí donde toma sentido la frase de no es necesario enseñar a ser humildes pues cuando aprecias todo lo que te rodea y le das un valor por lo que es y no por lo que calificas y juzgas entonces actúas natural en un sentido de equidad. En la mente calificamos y clasificamos erróneamente porque así crecimos. Lo rojo solo es rojo y lo azul solo es azul o lo blanco es pureza y lo negro inmundo.

El evangelio cristiano dice: ama a tu prójimo como te amas a ti mismo y quizá ese sea el punto del problema de la sociedad, pues no alcanzamos a conocernos a nosotros mismos, a aceptarnos y amarnos y eso impide conocer, apreciar y amar al prójimo.

Nunca admires, nunca desprecies, nunca juzgues, solo mira como es, acepta como es, trata a todos igual como te gustaría que te trataran a ti mismo. El significado de Vairagya para la cultura hindú que es ver más allá de la determinación de un color, ver y ser transparente, respetando y permitiendo que al ser transparente te atraviesen todas las dimensiones de la propia vida. Así aprenderás a no competir deslealmente y a entender las propias limitaciones y ser feliz observando lo que otros hacen sabiendo que quizá tú no lo puedes hacer y entonces puedes manejar lo que sí puedes manejar y dejes de intentar manejar lo que no puedes manejar.

Entonces estarás más cerca de la felicidad y menos complicado porque disfrutarás la vida. Empezaras a intentar hacer más cosas en la vida sabiendo que no le pones una calificación de malo o bueno, virtuoso o pecaminoso. Sadhguru, maestro espiritual y líder humanitario, habla extensamente sobre la necesidad de ser humilde y cómo esta virtud transforma nuestras vidas, apoya nuestro crecimiento personal y nuestra relación con el mundo que nos rodea. Sadhguru nos recuerda que la humildad no es signo de debilidad, sino más bien una muestra de fuerza y sabiduría.

jl/I