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Conciencia de salud contra la crisis

Estamos viviendo un acontecimiento histórico en diferentes planos ante la pandemia de Covid-19; sin embargo, no hay que olvidar la afectación directa a la salud y bienestar de los jaliscienses, lo cual es un tema de profundo análisis. 

A diario observamos las estadísticas de contagio y penosas pérdidas que nos hacen cuestionar las medidas de prevención y afrontamiento que estamos aplicando, sobre todo en este periodo de responsabilidad individual, en la cual ha salido a flote a la ausencia de la conciencia de la salud y, por supuesto, de conciencia de la salud emocional en específico. 

Si bien es claro que esta conciencia emocional no es la cura para la enfermedad, sí es fundamental para generar una disposición a los cuidados necesarios de nuestro cuerpo y relaciones afectivas, ya que actualmente es común escuchar en los alrededores expresiones como “de algo nos hemos de morir”, “al que le tocó, le tocó”, entre otras, que lastimosamente se ven reflejadas en las estadísticas tan bajas de adherencias a tratamientos y seguimiento de indicaciones de sanidad. 

Es claro que no se cuenta con el desarrollo de hábitos emocionales como el autocuidado y la autorregulación, elementos indispensables en el amor propio, mismo que genera una actitud proactiva ante situaciones de crisis como la que estamos viviendo. 

Actualmente la psicología de la salud explora múltiples relaciones del comportamiento humano en el que se evidencia que la conciencia de la salud mental que desarrolla el ser humano a partir del reconocimiento de sus emociones, desarrollo del vocabulario emocional y la expresión de su estado de ánimo, influye en sus mecanismos de defensa y promueve la mejora de hábitos que impactan en la calidad de vida, tales como una alimentación saludable, actividad física, comunicación asertiva y practicas saludables en general. De ahí que promover el desarrollo de esta conciencia nos permitirá acrecentar la predisposición de los ciudadanos para buscar y aceptar ayuda profesional con dicho fin. 

Esta contingencia ha permitido visualizar la necesidad del trabajo del profesional de la salud mental, generar mayor apertura de la población hacia la atención psicológica y buscar nuevas estrategias para afrontar la crisis. Ahora queda pendiente la apertura a los servicios de salud públicos y privados para contemplar al psicólogo como actor esencial en este plano y continuar generando estrategias de promoción de la salud y la conciencia emocional. 

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jl/I