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El Ipejal… y “donde escarbes saldrá pus”

El reportero experimentado anticipó: “Donde escarbes, saldrá pus”. Utilizó también la palabra mierda. Era el año 1984. Se refería a que, durante la tarea periodística, en cualquier dependencia, organismo o institución, si se investiga, brotan corruptelas, irregularidades, ineficiencias, dispendios, acosos, etcétera. Tenía razón. Su frase es uno de los axiomas del trabajo reporteril en México. Donde se rasca, sale mugre.

Un ejemplo es el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal). Pasan los años e indagaciones periodísticas muestran la mugre, las anomalías, y unas se van sumando a las otras. En la más reciente, la Contraloría del Estado exhibió parte del daño al patrimonio de los trabajadores del servicio público estatal. Se trata de un desfalco de aproximadamente 2 mil millones de pesos por las empresas Abengoa de México y Transporte Marítimo Mexicano. Además, identificó 24 empresas en las que se presume un daño extra por 700 millones. Un dineral.

Se trata de inversiones en mercados financieros, sin verificar criterios de rentabilidad, vulnerando los principios de seguridad, rendimiento y liquidez para el portafolio de inversiones del instituto, informó el gobierno estatal. Anunció, también, que la contraloría presentó una denuncia ante la fiscalía anticorrupción por fraude, uso ilícito de atribuciones y facultades, y ejercicio indebido del servicio público de quien resulte responsable. Este viernes se cumplió un mes de que fuera presentada la denuncia sin que se conozca en qué van las investigaciones. El tan socorrido sigilo deviene en pretexto para la opacidad. ¿Quiénes se beneficiaron? ¿Quiénes avalaron y solaparon el desfalco?

A lo anterior se añaden, entre otros, los casos de compras irregulares y las criticadas pensiones doradas. Obtener información privilegiada al laborar en las instituciones, ha beneficiado desde a ex directivos hasta a ex presidentes de la República. En el Ipejal, cientos se han aprovechado para pensionarse con montos de escándalo, insultantes.

El instituto ha sido un botín, un queso gruyere con agujeros horadados por diversos ratones. Añadamos que, en otro escenario, con una falsa sesión se reconoció en el Tribunal de Arbitraje y Escalafón a un sindicato federal como local para ocupar la representación en el instituto. ¿Cuántos intereses se mueven alrededor del Ipejal?

Mientras tanto, a los pocos días de reconocerse (porque ya se había revelado) el desfalco multimillonario a causa de las inversiones riesgosas, el propio instituto aprobó destinar otros 391 millones de pesos para una inversión en la Ciudad Judicial Laboral. ¿Ya se puso orden y se tienen los controles y filtros como para, ahora, validar esta inversión? El gobierno estatal salió este domingo a defenderla, pero la decisión ha sorprendido al propio alcalde tapatío, Pablo Lemus, según afirmó. Los sindicatos que integran el Comité de Vigilancia, Transparencia y Rendición de Cuentas del instituto señalan que desconocían dicha inversión y expresaron su oposición. No es gratuito el temor a que ocurra otra fallida decisión.

Los sospechosos afanes de quienes han pasado por dirigir o tomar parte en las decisiones de las inversiones tiene su historia. Cuando en noviembre de 2009 se reformó la Ley de Pensiones y se creó el Ipejal, el entonces presidente del Consejo de Administración de Pensiones, Óscar García Manzano, al hablar en la tribuna del Congreso del Estado frente a los diputados les dijo que ocupaba el cargo “para hacer dinero en la bolsa”, que era lo único que sabía hacer y lo seguiría haciendo a favor del instituto. Dejó legado. Las siguientes administraciones les apostaron a inversiones riesgosas… y ya conocemos los resultados.

Twitter: @SergioRenedDios

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