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Aguilar consigue puerta grande

(TRIUNFADOR. Miguel Aguilar tuvo una buena tarde con el lote que le tocó lidiar en la Nuevo Progreso. Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Tarde de matices, pocas orejas, pero momentos de alta sensibilidad se vivieron la tarde de este domingo en la plaza de toros Nuevo Progreso de Guadalajara. La penúltima corrida de la Feria de Aniversario dejó gratos momentos, aunque también trágicos. Toros de la ganadería de Fernando de la Mora, que cumplieron en varas, bravura y presentación, lo mismo que en trapío. 

Tercia de juventud fue la conformó el cartel. Tres coletas que han caído de pie, y uno de ellos, consiguiendo un triunfo grande en el coso de la colonia Monumental. Miguel Aguilar tocó las fibras de la afición tapatía, que, tras una faena de mérito, estruendo y mucha calidad, logró las únicas dos orejas de la tarde, consiguiendo a la vez la puerta grande en su presentación como matador de toros. 

Aguilar lidió con el mejor lote del encierro. Dos astados que gozaron de fijeza, nobleza, recorrido y bravura. Miguel regaló una primera faena en la que dejó ver los dotes que tiene con su mano izquierda. Tandas de hondos naturales que fuerte se le jalearon, ligados con derechazos largos que prometían la primera oreja de la tarde. Falló en su primer intento con la espada, lo que le mereció solamente una salida al tercio. 

Lo mejor de Aguilar vino con el que cerró plaza. Un toro de finas hechuras, empuje, bravura y calidad en sus embestidas. El joven hidrocálido supo aprovechar cada cualidad de su enemigo, cuajando una faena en la que la diestra, esta vez, fue la médula de tandas largas, de fuerte calado en los tendidos que culminaron con una estocada como pocas veces se ve: en toda la yema con efecto inmediato, lo que le valió las dos orejas ante un público completamente entregado. 

Para Leo Valadez fue una tarde de matices. Con su primer toro, Leo estuvo en plan grande, ante un astado de complicadas condiciones, que desarrolló pronto sentido acusando la edad. Leo supo imprimir poder en su muleta, arrancando valiosos naturales y derechazos que le fueron reconocidos por el público. Con el segundo, el también hidrocálido no tuvo opciones, por lo que abrevió su faena teniendo severas complicaciones con la espada. 

Quien puso ese toque de drama a la tarde fue el queretano, Octavio García El Payo, que tuvo también un lote de contrastes, destacando en su labor con el que abrió plaza, un toro que fue bravo, codicioso y que lidió con prontitud, en tandas ceñidas por ambas manos que finalmente no consiguieron consolidar su faena. 

Con el segundo de su lote, un toro que acusó lo cinqueño, el queretano se mostró valiente, con oficio y pisando terrenos comprometidos. La factura: un fuerte percance tras ser empitonado de aparatosa manera; hasta el cierre de esta edición, la empresa no informó el parte médico del coleta, quien pese a la cogida, logró matar su astado.   

jl/I