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Del FDT para Slim

A mediados del mes de abril, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), con sede en el municipio de Atenco, Estado de México, publicó una carta abierta dirigida al ingeniero Carlos Slim, en torno al polémico proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. No obstante su brevedad, se trata de una carta sumamente interesante porque, entre otras cosas, permite ver con nitidez cómo el pensamiento crítico en México sigue fluyendo a través de este tipo de movimientos de resistencia que, como en este caso, tienen ya una amplia trayectoria. En su carta, el FPDT pone los puntos sobre las íes y le dicen claramente al señor Slim lo que piensan de él; de cómo ha construido su incalculable fortuna, precisando que para nada es producto de su “emprendedurismo”.

Sí, claro, el FPDT es el mismo movimiento que durante los primeros días del mes de mayo de 2006 fue reprimido de manera violentísima por oponerse, desde entonces, a este mismo proyecto, cuando en aquel tiempo Fox era el presidente; Peña Nieto el gobernador del Estado de México y Texcoco tenía un presidente municipal perredista. Todos ellos se confabularon para actuar contra el FPDT. Asesinaron, violaron a mujeres, golpearon con saña y encarcelaron a muchos integrantes de este movimiento. Nadie fue culpado por esa brutalidad y Peña Nieto siendo candidato a la Presidencia, en un auditorio de la Universidad Iberoamericana, declaró que no se arrepentía de nada. Sus palabras fueron el origen del movimiento llamado YoSoy132 y ese día tuvo que salir huyendo por una puerta trasera.

Desde allá, e incluso de más antes, viene este movimiento que en su nombre expresa claramente su objetivo: la defensa de su tierra, de su territorio, amenazado por el despojo que la clase del poder político y económico han estado aplicando en esta zona desde hace años. Sí, porque el sueño del nuevo aeropuerto no es un proyecto nuevo como sí lo es la aerometrópolis. Todo un proyecto de nueva ciudad que requeriría de inversiones veinte veces más grandes que el aeropuerto. Eso es lo que pensaban montar sobre el lecho del lago de Texcoco.

Esta carta es un documento político que señala la necesidad de ser precisos cuando alguien como Slim, otros empresarios o los gobernantes afirman, sin más, que proyectos que requieren de inversiones multimillonarias, que despojan y destruyen territorios y, desde luego, de los que obtendrán cuantiosas ganancias, serán de “beneficio para el país”, y que, por tanto, eso justifique la destrucción ambiental que implican. Ya no es tan fácil tragarse este cuento ni el otro, que dice que el capital crea el trabajo o los empleos. El FPDT le dice claramente a Slim que no, que es mentira, que es el trabajo el que crea al capital y que él mismo es una prueba irrefutable de ello.

Así mismo, en este breve texto se plantean ideas centrales y complejas que advierten de las grandes diferencias que hay entre los mexicanos en torno a lo que consideramos como importante para la vida y que a la vez no dice mucho de la relación que tenemos actualmente con la Madre Tierra y la que deseamos tener en adelante.

Así, mientras mexicanos capitalistas como Slim y otros como él, o políticos en el poder, pretenden construir aeropuertos y ciudades más grandes, sistemas ferroviarios y carreteros o zonas francas y libres para que el capital haga lo que considere necesario, otros mexicanos como los que integran el FPDT consideran que no se debe seguir por estas rutas donde abunda la nocividad, porque ponen en riesgo, por ejemplo, el ahuautle, huevecillo de una chinche de agua, también conocida como axayácatl. Un tipo de caviar mexicano. El mismo que, dice la leyenda, las abuelas buscaban para darlo como alimento a los pájaros para que cantaran mejor. Tampoco quieren estas obras suntuosas y faraónicas porque afectan la agricultura de hortaliza y la obtención del tequesquite, planta silvestre nativa de la zona de Texcoco. Una especie de sal mineral natural utilizada en México desde tiempos prehispánicos que, junto con el epazote, le da un sabor especial a los esquites.

Por supuesto a Slim y sus socios esto no les representa preocupación alguna. Seguro que si se enteran sólo les provocara una sonrisa socarrona y cuando mucho dirían: ¡Y eso qué!

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da/i