INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

El sonido de las chicharras y el clima

Durante estos días de intenso calor (rondando los 40°) en esta ciudad gentrificada además de estar sudando copiosamente día y noche, seguramente muchos hemos estado escuchando el sonido o canto de las chicharras o cigarras, estos insectos que por lo general no vemos, pero que, escondidos en el follaje y las ramas de los árboles, antes que los sistemas meteorológicos, nos anuncian que el clima está subiendo de intensidad y que debemos tomar precauciones.

Ya es común que cada año digamos que éste está siendo más caliente que el anterior. Sin embargo, igual que frente a otros problemas que nos dañan a toda la sociedad, incluso a los que los provocan, decimos estar preocupados, pero, en general, no hacemos más que eso. Resulta evidente, entonces, que el domino que el sistema tiene sobre nosotros es tan fuerte que nos impide actuar a pesar, o quizá por ello, de sentirnos en peligro. Nuestra crítica por lo pronto tiene como límite el mantenimiento del confort que el sistema nos proporciona con altos costos ambientales.

Respecto de las chicharras, la ciencia dice que su aparición por estos días se debe a que ellas, al vivir bajo tierra, alimentándose de la savia de las raíces de los árboles, cuando la corteza terrestre se calienta saben y sienten que deben salir porque ha llegado el momento de buscar pareja para reproducirse. Son las chicharras macho las que cantan y, aunque no lo parezca por su estridencia, es un canto de amor. Buscan una chicharrita para aparearse y mantener la especie.

La creencia popular dice que las chicharras son las llamadoras de la lluvia. Que su canto es para implorar a las deidades que venga la lluvia a enfriar un poco la tierra sin importarles que eso pueda significarles la muerte. Aprovechando esta creencia popular también podemos interpretar que el mensaje de su canto nos advierte de que las formas cómo funciona este sistema cada vez nos pone en mayores problemas a la mayoría. Todo se nos está revirtiendo, en este caso, por ejemplo, en fatales golpes de calor. Los reportes de fallecimientos y de enfermedades producidas por las ardientes temperaturas se han ido incrementando de manera particular en los entornos urbanos.

Jalisco y la ciudad de Guadalajara son un buen ejemplo de ello. Se sabe de los impactos del calor en la agricultura y los sembradíos, en el incremento de los incendios, los efectos en la salud, sobre todo en menores, adultos mayores y mascotas. Nuestros recibos de pago de la energía eléctrica serán más altos este bimestre porque estamos consumiendo más energía, lo cual nos lleva a un círculo vicioso. También estamos consumiendo más agua embotellada. Otro costo que debemos sufragar socialmente. Se nos dice que debemos hidratarnos más y Bonafont y Pepsico se frotan las manos.

Esta situación de altas temperaturas se está anunciando permanecerá o incluso podría empeorar por lo menos durante los próximos 15 días. Nadie, ahora ni el canto de las chicharras, puede asegurar la llegada de las lluvias. Y lo que muestra el carácter social de los gobiernos, entre las medidas anunciadas por las instituciones no se encuentra, por ejemplo, la distribución gratuita, sí, dije gratuita, de agua embotellada en los barrios populares o instalar en determinados calles y plazas sistema de nebulizaciones para que la gente que por necesidad debe salir a la calle se refresque momentáneamente y evitar golpes de calor. Tampoco podemos suponer descuento especial en el recibo de la CFE. Nada de eso, todos los efectos nocivos de este sistema siguen corriendo por nuestra cuenta.

[email protected]

jl/I