INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Federico y el tejido social

Apenas el viernes pasado un grupo de cinco sociólogas y cinco sociólogos de la Universidad de Guadalajara, convocados por Adrián Acosta, nos reuniones en el legendario Salón del Bosque de esta ciudad para celebrar que la Generación Carlos Marx cumplió 40 años.

Tuvimos como padrino al filósofo Adolfo Sánchez Vázquez. No resultó fácil que él aceptara venir a la UdeG de aquellos tiempos (1983). La existencia de la FEG y su deshonroso papel contra el movimiento estudiantil de 1968 aún tenía repercusiones. Varios de los asistentes a esta reunión hacía justo ese tiempo que no nos habíamos vuelto a mirar. El encuentro resulto agradable, si bien, por las características del lugar no fue posible platicar entre todos, aunque, por lo que cada uno pudo decir, fue notable, pero a la vez normal, la bifurcación de nuestros destinos. Digamos que la sociología y la vida nos llevaron por caminos diversos.

Bueno, pero el objetivo de esta columna no es relatar el contenido de dicha reunión sino, a propósito de ella, comentar respecto de una pregunta muy sociológica, esa sí, que, en confianza, me hizo Federico, uno de los meseros, antes de salir del lugar. Me dijo algo así como: maestro, acláreme, ¿qué quiere decir que el tejido social se debilita? De entrada, me sentí como desubicado, nunca esperé que me hicieran una pregunta así saliendo de este lugar. Puedo pretextar que debido a mi apresuramiento por retirarme trastabille en mi respuesta. Habré dicho puras generalidades que, con seguridad, confundí más a Federico, aunque él, amablemente, me dijo que sí, que le quedaba claro.

Explicar claramente, de manera sencilla, sin abstracciones, es un problema o una gran limitación que tenemos los académicos, independiente de la disciplina en la que nos hayamos formado. En las universidades, en general, se sigue formando bajo el supuesto equívoco de que el paso por la universidad se demuestra, entre otras cosas, teniendo un lenguaje lo más complejo y rebuscado posible. Al hablar así, en realidad lo que mostramos es nuestra deshabilitación para poder explicar de manera sucinta y sencilla una pregunta compleja, pero muy pertinente de cara a lo que vivimos a diario en este país y en este estado, como la que me hizo Federico.

Después de ese día me estuve preguntando por qué a Federico le preocupaba entender el significado de su pregunta. Le di algunas vueltas y terminé por interpretar que quizá quería estar seguro si de esa manera es cómo se le dice elegantemente, sociológicamente, a las situaciones que él también ve que suceden con mayor frecuencia y a través de las cuales lo social está siendo desarticulado.

De norte a sur, de este a oeste los hechos dejan ver cómo estas acciones de guerra que tienen como objetivo profundizar el debilitamiento del tejido social van subiendo de tono. En algunos casos más grave que otros, pero no hay entidad de México donde no se expresen. Chihuahua, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Jalisco, esta semana. Pero antes, Oaxaca. De más atrás y permanentemente Tamaulipas. Pero también Guanajuato, Colima y todo el resto del país porque también pienso en los efectos desarticuladores que tiene el propio sistema y el modelo de desarrollo. El crimen organizado y los cárteles no crecieron solos.

Me dio gusto la pregunta y preocupación de Federico porque me permite ver, imaginar e interpretar que no todo mundo está instalado en el espectáculo, el circo de varias pistas, que en medio de esta guerra, como siempre, ha montado tempranamente la clase del poder.

[email protected]

jl/I