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10 muertos y 300 desaparecidos tras colapso de presa en Brasil

(Foto: AP)

Rescatistas en helicópteros y bomberos buscaban supervivientes que quedaron atrapados entre el lodo rojizo derramado de una presa que contenía desechos de minas, en una enorme zona del sureste de Brasil, causando al menos 10 muertos y hasta 300 desaparecidos.

Luego de un día entero de que ocurrió el desastre, encontrar muchos más sobrevivientes parecía cada vez más improbable.

"Lo más seguro es que a partir de ahora vamos a estar recuperando cuerpos", dijo Romeu Zema, gobernador del estado de Minas Gerais. Añadió que los responsables "serán castigados".

El diario Folha de S.Paulo informó el sábado que el complejo minero de la represa recibió una licencia expedita para expandirse en diciembre debido a una "disminución del riesgo".

Los grupos de preservación de la zona afirman que la aprobación fue ilegal.

El teniente Pedro Aihara, portavoz de los bomberos del estado, dijo a los periodistas que habían encontrado un autobús que creen que podría estar lleno de cadáveres. Sin embargo, el acceso al autobús, enterrado bajo varios metros de barro, estaba resultando difícil.

"Necesitamos una máquina especial para acceder a la estructura y recuperar a las víctimas", dijo Aihara. "El número de muertos va a aumentar".

Sin embargo, había algunas señales de esperanza. Las autoridades anunciaron que habían encontrado a 43 personas más con vida el sábado, aunque el número de desaparecidos seguía siendo de 300.

Los bomberos distribuyeron a los medios de comunicación listas de personas que habían sido rescatadas o contabilizadas, pero todavía había decenas de familias en la ciudad esperando desesperadamente noticias de sus seres queridos.

Para muchos, la esperanza se desvanecía en angustia.

"No creo que esté vivo", dijo Joao Bosco, hablando de su primo, Jorge Luis Ferreira, que trabajaba para la empresa minera brasileña Vale. "En estos momentos sólo espero un milagro de Dios", agregó.

Los trabajadores de Vale estaban almorzando cuando colapsó una presa de contención de relaves, sepultando al restaurante y a la comunidad circundante en un fango marrón rojizo.

La situación de los trabajadores y de otras personas en la ciudad de Brumadinho se desconocía el sábado por la mañana, pero el presidente Jair Bolsonaro y otros funcionarios ya han descrito la devastación como una "tragedia". Bolsonaro, quien asumió el cargo el 1 de enero, hizo un sobrevuelo del área el sábado.

Hasta el sábado se habían recuperado 10 cadáveres, informó la oficina del gobernador del estado de Minas Gerais en un comunicado, pero se teme que haya muchos más a medida que los equipos de rescate y recuperación excavan entre el lodo.

EH