El voto contra Trump, ¿el enojo será suficiente?

Hace unos días mi colega Imelda García y los compañeros de su redacción en Texas recibieron una capacitación del Dart Center, una organización para periodistas que cubren violencia, conflictos y tragedias en todo el mundo. Era para que estén preparados en caso de que se desaten manifestaciones masivas durante las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre en Estados Unidos. 

Hay medios de comunicación que han comprado chalecos antibalas, cascos y otros equipos de seguridad para proteger a sus periodistas en caso de que se desaten los disturbios. 

Agentes federales que pertenecen al servicio de Inmigración y Control de Aduanas también se preparan. Kenneth Cuccinelli, director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), dijo a CNN que tiene efectivos listos para ser desplegados. Desde mediados de año, después del asesinato de George Floyd a manos de un policía, ha habido poderosas protestas intermitentes a lo largo del país. 

El ambiente en Estados Unidos es de nervios. Hay mucha expectativa porque podría ganar el presidente que desde hace más de cuatro años no ha parado de maltratar a los mexicanos, aunque ahora les prometa apoyos económicos y microcréditos para ganar su voto. O podría ganar Joe Biden, el demócrata que no termina de convencer, pero que es la puerta para que los republicanos salgan de la Casa Blanca. 

En esta elección el peso del electorado hispano en Estados Unidos es demasiado. 

Unos 60 millones de personas, aproximadamente 18 por ciento de la población, son de origen hispano. Y 32 millones de éstas pueden votar, de acuerdo con el Pew Research Center, lo cual es un aumento de más del 15 por ciento en comparación con las elecciones de 2016. Casi la mitad de los votantes hispanos están en dos estados: California y Texas. 

Es la primera vez en la historia de este país que los hispanos o latinos se convierten en el segundo grupo más numeroso con derecho al voto, por encima de la comunidad afroamericana. 

En promedio seis de cada 10 latinos con derecho a votar son mexicanos estadounidenses y el candidato presidencial demócrata Joe Biden está respaldado por una mayoría en estados clave, como Arizona, Florida, Nevada y Texas, según cuatro encuestas separadas publicadas en Telemundo. Pero todavía hay un grupo de hispanos que silenciosamente están votando por Trump, sobre todo por razones que tiene que ver con la concepción de la familia tradicional, la religión, el voto antiaborto, o porque se están creyendo noticias inventadas como esa de que Biden es socialista.  

He hablado con latinos ciudadanos e inmigrantes indocumentados en este tiempo y algo de esto es lo que me han dicho: 

Alejandra Negrete, 30 años: Me hubiera gustado votar porque creo que ésta es una de las elecciones más controversiales y mi voto sería otro voto para sacar a Trump. Creo que ninguno de los dos son grandes candidatos, pero Trump se lleva el trofeo del peor. 

María Longoria, 70 años: Intenté hacerme ciudadana antes de que llegaran estas elecciones, pero en el examen en inglés no me fue bien, sigo estudiando para conseguirlo. Hubiera votado por Biden, no me convence mucho, pero lo haría sólo por sacar de una vez por todas a Trump. 

Gilberto, 18 años: Soy ciudadano, pero no voté porque ninguno de los dos me convence. 

Gabriela Linares, 50 años: No tengo derecho al voto, pero lo haría en contra de Trump porque es arrogante, prepotente y racista. 

Mariana Armendáriz, 37 años: Desde el 2004 comencé a participar en las elecciones de Estados Unidos y me parece que, de todas, esta elección es donde se juegan más cosas para el mundo entero, no solo para el país. Soy la única de toda mi familia que puede votar, así que mi voto fue pensando en todos ellos. En todas las elecciones anteriores participé con responsabilidad, pero nunca le había metido tanta emoción a mi voto como esta vez. Ahora sí fue un voto contra Donald Trump desde mis entrañas, por todo lo que le ha hecho a nuestra gente aquí en Estados Unidos y porque tengo miedo que sus políticas racistas avancen y puedan lastimar a más personas. No lo podemos permitir y la única manera que tenemos de evitarlo es votando. 

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