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Puntos Limpios colectan al año la basura de 4 días

PONEN EN TELA DE JUICIO. A los investigadores les genera dudas la intención de ampliar el programa a toda la ciudad. (Foto: Archivo NTR/JAM)

El programa de Puntos Limpios ha sido controvertido desde su origen, durante la administración municipal de Enrique Alfaro Ramírez (2015-2018), y en la actualidad tiene una capacidad de manejar alrededor de 5 mil toneladas al año, lo que representa poco menos de los desechos generados en cuatro días por los casi 1.4 millones de habitantes de Guadalajara. A diario, la capital del estado produce mil 400 toneladas de residuos.

No obstante, los costos de cada instalación significan casi 800 mil pesos, y operarlos, 400 mil pesos anuales. Mientras el gobierno municipal considera que se trata de un proceso gradual, pues implica un aprendizaje a nivel de comunidades locales, los investigadores Gerardo Bernache (CIESAS), Eduardo Santana (UdeG) y Alejandro Mendo (ITESO) consideran que es un exceso de inversión para su mínimo impacto en la construcción de una nueva cultura de gestión de residuos.

“Puntos Limpios consiste en la instalación de cuatro buzones de colores para recibir diferenciadamente residuos sólidos urbanos clasificados en orgánicos, papel y cartón, PET y aluminio, y otros restos por parte de usuarios residentes de colonias urbanas en Guadalajara. Este programa no parece estar diseñado bajo una lógica de gestión pública y más bien aparenta ser un negocio para algunos funcionarios y para la empresa que lo opera. La instalación de cada Punto Limpio ronda los 800 mil pesos y su mantenimiento anual es superior a los 400 mil pesos”, señalan en un artículo denominado La basura en Guadalajara, entre la concesión y la contaminación.

Sin embargo, “el resultado de este programa en términos de volumen de residuos separados es insignificante, ya que por lo general se mezclan los residuos y la gran mayoría de usuarios los utiliza como bote de basura. La opacidad con que se han manejado las finanzas de este programa y sus magros resultados han sido su principal característica. Es un programa municipal, pero se observa que las decisiones y su respaldo vienen desde altas esferas del mismo gobierno del estado, que incluso ha destinado un presupuesto estatal superior al de la política integral para el interior del estado, con una inercia de haber sido impulsado desde la oficina de la presidencia municipal de Guadalajara por el equipo cercano del hoy gobernador de estado de Jalisco”.

El texto expone que si bien un grupo de trabajadores del Ayuntamiento de Guadalajara hizo un esfuerzo por socializar un par de Puntos Limpios en la colonia Miravalle con muy buenos resultados, ese no fue el caso para la mayoría.

“Considerando el fracaso de este oscuro programa, la intención de ampliarlo a toda el área metropolitana y a ciertas ciudades del interior del estado, impulsándolo con la bandera ambiental del programa Reduce, genera dudas sobre las verdaderas razones ocultas de lo que parece ser un negocio con fachada verde que va a crecer en tiempos de elecciones”, puntualizan.

Consultada sobre la estrategia, la Dirección de Medio Ambiente de Guadalajara elaboró una ficha para NTR en la que señala que la de Puntos Limpios es una inversión que deberá dar resultados plenos en la medida en que persista.

“Cuando logremos entender como sociedad que residuos no es lo mismo que basura y que generar y depositar bolsas negras en la ciudad llenas de desperdicio no es un derecho, entonces podremos en conjunto avanzar hacia la economía circular o hacia ciudades cero residuos o cero desperdicios. Y para ello, se requiere de dos elementos clave: la educación ambiental (desarrollar conciencia) y la oferta de políticas públicas que favorezcan la participación en esfuerzos que lleven a la reintegración de los materiales a los ciclos productivos; evitando que lleguen a sitios de disposición final”.

Lo primero, añade, “es lo más eficaz, se está trabajando, pero toma tiempo percibir sus resultados. Lo segundo está gradualmente sucediendo, y los resultados se empiezan a tener, pero también toman tiempo, como cualquier política que implica cambio de hábitos o de paradigmas”. 

jl/I