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Sin avances y bajo amenazas, continúa la búsqueda de Yesenia para localizar a su hermano

Sin avances y bajo amenazas, continúa la búsqueda de Yesenia para localizar a su hermano

Desde el 18 de diciembre de 2018, la vida de Yesenia Lizbeth Amézquita Benites cambió para siempre. Ese día, su hermano Roberto desapareció en Zapotlanejo, Jalisco, luego de recibir una llamada para recoger un auto en Juanacatlán. Desde entonces, su familia no ha vuelto a saber de él. Han pasado casi siete años de incertidumbre, con carpetas de investigación abiertas tanto en la Fiscalía Estatal como en la Fiscalía Federal, pero sin ningún avance significativo.

“El proceso con las autoridades ha sido una pesadilla”, relata Yesenia, quien asegura haber recibido amenazas provenientes de la propia Fiscalía Estatal en 2022. A partir de entonces, dejó de acudir a las oficinas por miedo y solo participa en búsquedas de campo junto a los colectivos Luz de Esperanza y Corazones Unidos, así como en visitas al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF). Denuncia que las autoridades nunca se le han acercado ni la han informado del estado de la investigación: “Siempre dicen que la carpeta está en otro turno o en otra oficina, y nunca aparece”.

En la Ciudad de México, donde también existe una carpeta federal, Yesenia ha encontrado ligeros avances, aunque insuficientes. El pasado 11 de octubre, tras solicitar personalmente la revisión del expediente, se le notificó de una coincidencia con un detenido –dato que nunca le fue comunicado antes–. Por su cuenta, investigó a la persona señalada, supuestamente un conocido de su hermano, y envió la información al Ministerio Público, que nunca le respondió.

Las amenazas que recibió la obligaron a huir de Guadalajara junto con su familia. Yesenia cuenta que, tras dejar su número nuevo a una licenciada del Ministerio Público de la agencia 6 de Fiscalía Estatal, horas después comenzó a recibir llamadas en las que le exigían abandonar el estado en 24 horas y cesar su búsqueda. Poco después, le enviaron fotos de sus sobrinos saliendo de la escuela. Esa misma noche escaparon, pero antes de irse sus autos fueron robados por presuntos policías de Zapopan, de acuerdo con lo que declararon sus vecinos; tiempo después, cunado puso la denuncia federal, supo que fueron hallados quemados cerca del panteón de Guadalajara.

Yesenia asegura que su hermano era un hombre trabajador, dedicado a la mecánica y detallado de autos de lujo. Tenía una familia y numerosos clientes, por lo que no sospecharon cuando recibió la llamada para recoger un vehículo. Días después, supieron que la persona que lo contactó, apodada “Calaco”, estaba relacionada con la investigación.

El caso ha dejado profundas heridas en la familia Amézquita. “Mi mamá hizo una tumba simbólica para rezarle, pues cada quien vive su duelo de distinta manera. Mi papá me acompaña en marchas y búsquedas, pero todo esto nos ha roto como familia”, confiesa Yesenia. “El tener a un familiar desaparecido te mata, de distintas formas, pero te va acabando poco a poco”, declaró.

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