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Bajo riesgos, las escuelas

El viernes de la semana pasada, más de 2 mil personas de cuatro municipios debieron desalojar sus viviendas por la fuga de una toma clandestina de gasolina en Tololotlán, Tonalá. Por los riesgos de incendios y explosiones fueron evacuados 30 planteles, la mayoría de educación básica; niños, niñas, profesores y personal administrativo suspendieron actividades. El peligro de una desgracia fue alto. El aroma a gasolina era punzante. El aire era una mezcla tóxica e irrespirable. ¿Podemos imaginar la cara temerosa de los alumnos, cuyas vidas corrían peligro por la ambición de un grupo criminal que robaba combustible? A expensas de que las autoridades realizaran de manera adecuada sus tareas para cerrar el ducto.

El 19 de septiembre del año pasado, luego de realizar el simulacro de desalojo, profesores y alumnos de una secundaria de Tlaquepaque regresaron a sus aulas. Una maestra recuerda cómo, apenas se sentaron, el edificio empezó a sacudirse. Una adolescente gritó: ¡está temblando! Sus compañeros gritaron también alarmados. La docente debió medio tranquilizarlos, y pedirles que salieran y bajaran en orden. Las escaleras fueron un cuello de botella, con alrededor de 160 estudiantes asustados y apretujados, en cada nivel, de diferentes salones. “Si algún chamaco se hubiera lesionado, saltado del balcón o con crisis de histeria, se haría responsables a los maestros”, recuerda.

En las inmediaciones de la secundaria 57, de la colonia Jardines de los Historiadores, en Guadalajara, fue asesinado un policía este reciente 17 de enero. Los balazos con que dos desconocidos, a bordo de una motocicleta, victimaron al agente, alarmaron a los vecinos y a los educadores y educandos. Apenas escucharon las detonaciones, padres de familia acudieron a buscar a sus hijos, a comprobar que estuvieran bien o a llevarlos a sus casas. En el Área Metropolitana de Guadalajara es necesario identificar cuándo los estallidos son de cohetes, de alguna fiesta religiosa o barrial, y cuándo provienen de armas de fuego disparadas. En las refriegas, estar en medio, puede ser mortal.

Los anteriores son tres ejemplos reales de cómo las comunidades educativas de planteles escolares de Jalisco enfrentan situaciones de seguridad, protección civil y salud. Ningún nivel educativo está a salvo. Unas ocurren fuera, como sucede cada año con las que se ubican cerca de La Primavera, el humo y las llamas obligan a que se suspendan las labores. O bien, como ha denunciado una y otra vez la Universidad de Guadalajara, sus alumnos son víctimas de asaltantes apenas ponen el pie afuera de los edificios. Los distribuidores de drogas están al acecho, en tienditas, en las calles, en bares, en plazas.

Otras situaciones de riesgo ocurren dentro: desde gente armada que ingresa a planteles hasta alumnos enfermos que pueden contagiar a sus compañeros. El mejor ejemplo fue la pandemia de Covid-19, que obligó a tomar numerosas medidas a los directivos, personal docente, alumnos y padres. Docentes de secundaria relatan las riñas dentro de las escuelas, el decomiso de navajas y otros objetos para agredir, de los intentos de suicidio, de niños que padecen agresiones sexuales en sus casas y llegan lastimados a los planteles, de pequeños prácticamente abandonados por sus padres, etcétera.

Si bien las escuelas son sitios aún seguros para alumnos y profesores, cada vez enfrentan más peligros de diferente tipo, según el contexto. Los docentes abren grupos en WhatsApp para informarles a los padres de familia de cualquier situación. Diseñan un Programa de Seguridad Escolar y acuerdan protocolos. La Secretaría de Educación Jalisco proporcionó en 2022 el libro Seguridad Total en la Escuela. Guía Escolar de Intervención para Situaciones de Emergencia, Crisis y Vulnerabilidad, que tienen en sus manos directores, jefes de sector y supervisores. Además de los campos de estudio o asignaturas que enseñan, los maestros deben formarse sobre cómo actuar en casos de emergencia, de adoptar medidas preventivas y correctivas para salvaguardar a sus educandos.

La violencia, la inseguridad, los fenómenos de la naturaleza que padece Jalisco repercuten en las escuelas. Proteger a los planteles se ha vuelto una prioridad. De por medio están niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus profesores. Todos, valiosos.

X: @SergioRenedDios

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