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Guadalajara, la feminicida

Guadalajara aparece una y otra vez como uno de los 10 municipios del país en que se cometen más feminicidios. De los seis años que analizó la mejor investigación hasta ahora realizada, de 2011 a 2016, el municipio tapatío estuvo en cuatro ocasiones en esa lista negra. Se trata de una ciudad reincidente. De una ciudad que ejerce violencia permanente contra las mujeres. De una ciudad con asesinos reales, que han quitado la vida a las mujeres, y de asesinos potenciales, que en cualquier momento cobardemente las atacan. El asesino muchas ocasiones está en casa, no sólo en las calles.

En 2011 se cometieron solamente en Guadalajara 28 defunciones femeninas con presunción de homicidio. Ese año el municipio estaba en el décimo sitio nacional. En 2012 se perpetraron 32 casos más, que colocaron a la ciudad en el sexto lugar del país. Para 2014, de nuevo se hallaba en el décimo sitio con 22 muertes. En 2015 regresó al sexto lugar, ahora con 30 muertes. Las defunciones continuaron, aunque no estuviera Guadalajara en los primeros 10 sitios. Los crímenes no han cesado.

Podemos comparar en ese periodo a Guadalajara con Ciudad Juárez, Chihuahua, municipio que desde hace décadas se convirtió en el ofensivo símbolo de asesinatos de mujeres. De entrada, la comparación es terrible por el sólo hecho de hacerla. Implica comparar el tamaño de los dolores ocasionados por los victimarios, algo que va muchísimo más allá de cualquier cifra. Es doloroso comparar las tragedias.

Sin desconocer lo anterior, sin perderlo de vista, reparemos que Ciudad Juárez estuvo en el periodo anotado, de 2011 a 2016, en los seis años, siempre entre los 10 municipios con defunciones femeninas con presunción de homicidio. En ese lapso se mantuvo entre los primeros cuatro lugares. Por más que ha sido foco rojo desde los años 90 del siglo pasado, Ciudad Juárez no sólo es la tumba de miles de mujeres sino también de las políticas públicas para reducir los feminicidios. La pregunta obligada es ¿qué sucede en Guadalajara, que transita por similar camino?

Los datos anteriores provienen del estudio La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016, publicado por la Secretaría de Gobernación, el Instituto Nacional de las Mujeres y ONU Mujeres. Son una mirada hacia un problema complejo, en el que Guadalajara no está aislada de lo que sucede en Jalisco ni, a su vez éste por lo que ocurre en el país, sin que signifique justificación alguna.

Las cifras del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses son también terribles. Del 1 de marzo de 2013, fecha en que inició el actual sexenio del gobernador Aristóteles Sandoval, hasta el 31 de diciembre pasado, el instituto realizó 318 autopsias a cuerpos de mujeres muertas con armas de fuego, más 108 fallecidas por golpes y 111 con objeto punzocortante. En total 533 muertes en que se ejerció violencia, sin contar otras formas de crímenes.

Es inadmisible que en México se cometan 7.6 feminicidios por día, de acuerdo con la estadística de 2016 del estudio referido. Ese mismo año la tasa de defunciones femeninas con presunción de homicidio era en Jalisco de 3.2 por cada 100 mil mujeres, mientras que en cifras significó 129.

Habrá que comparar los datos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, de ahí que sería oportuno que la dependencia estatal detallara más las cifras que hace públicas para conocer con mayor exactitud la dimensión de los homicidios de mujeres en la entidad. Se requiere mayor transparencia, precisión y actualización, a tiempo, de las cifras, sus contextos, antecedentes y perfiles que puede elaborar la Fiscalía General del Estado.

La información es clave para tener un punto de partida que permita combatir la violencia contra las mujeres en Jalisco. A todos corresponde enfrentar el problema, desde las familias, universidades, iglesias, organismos ciudadanos, partidos políticos o los tres niveles de gobierno. No es sólo un asunto de mujeres, de feministas o de las autoridades.

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JJ/I