INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Harán trizas al libro científico

El pasado 22 de mayo fue entregada a la presidencia de la República una carta firmada por más de 3 mil científicos y trabajadores de centros públicos de investigación en la que solicitaban eximir de los recortes presupuestales a las instituciones donde laboran y piden crear programas y definir normas para el desarrollo propio de las tareas de investigación.

La carta fue dirigida al presidente López Obrador, al secretario de hacienda Urzúa Macías y a María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Fue signada por investigadores y trabajadores del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), El Colegio de la Frontera Norte (Colef), El Colegio de Michoacán (Colmich), El Colegio de San Luis (Colsan), El Colegio de la Frontera Sur  (Ecosur) y al Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, entre otros. La gran mayoría de estas instituciones tienen áreas editoriales y algunas de estas tienen ganado prestigio nacional e internacional por la importancia y buena calidad de sus investigaciones, como es el caso el Colef, Colsan o Colmich.

La misiva fue una intención desesperada para detener el aluvión de la austeridad, que ha sido una de las políticas de este gobierno. Por desgracia, fue una noticia extraviada entra otras informaciones que relataban las crisis institucionales que han dejado al Ciesas, al CIDE o al Instituto Mora sin recursos para terminar el año.

Además de afectar las áreas operativas de estas instituciones, el mayor daño estará en las áreas de publicaciones, pues es un rubro tradicionalmente sacrificable en vías de salvar otras, como la investigación, por lo que veremos al corto plazo la merma o la franca desaparición de colecciones editoriales que difundían una gran parte del quehacer científico de México.

No sabremos pronto cuantificar las pérdidas en la investigación científica, pero sí la baja en los canales de difusión. Vista esta tragedia con un dejo de esperanza, bien podría ser una oportunidad para la utilización de canales de difusión científica alternos y más baratos que el libro impreso, pues no quedará de otra.

@LibracoFP

JJ/I