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Jueces nuevos renunciando
Porque nos la quitaron
Banalidad del mal es un concepto acuñado por la filósofa alemana Hannah Arendt para describir cómo un sistema de poder político puede trivializar el exterminio de seres humanos cuando se realiza como un procedimiento burocrático ejecutado por funcionarios incapaces de pensar en las consecuencias éticas y morales de sus propios actos.
Ante esto es posible realizar una analogía frente a la banalidad que ejercen las y los integrantes del Legislativo, Ejecutivo, Judicial, de órganos constitucionalmente autónomos y entes ciudadanos, cuando utilizan las redes sociales para dar a conocer los lujos que les permiten sus sueldos y exponer sus viajes al extranjero, su ropa de marca, sus vehículos de alta gama, sus comidas en restaurantes lujosos. Están ávidos de dar a conocer a través de fotografías, de videos, su vida llena de ostentación que solo agudizan la desigualdad entre ellos y la ciudadanía.
Integrantes de primer nivel de los tres poderes ostentan una vida de lujos, riqueza y que sin ningún recato dan a conocer, en estos tiempos al parecer se les paga por cortar listones, asistir a reuniones, eventos, firma de convenios, sin que exista evidencia tangible de actividades verdaderamente sustantivas de la labor por la que reciben un sueldo, por cierto muy por encima del salario promedio del resto de las personas; no existen resultados verdaderamente significativos para el día a día de las y los jaliscienses, lo verdaderamente burdo de este tipo de personas servidoras públicas es que como ciudadanía hemos llegado a legitimarlos, validarlos, incluso permitir que repitan en diferentes periodos como usuarios del poder.
Este tipo de perfil fútil entre las personas servidoras públicas de primer nivel se ha vuelto una constante, esto obedece en buena medida al origen o vínculo político que tienen con una ideología clasista, elitista incluso discriminatoria y que ven la situación de nuestro estado desde una perspectiva del privilegio, del poder, la soberbia y la banalidad, por ello les resulta casi imposible ser sensibles y consientes de los problemas que más nos aquejan a las personas como la inseguridad, corrupción y pobreza que se mantienen en los problemas que más aquejan a las personas en Jalisco, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2023 realizada por el Inegi, así como la percepción de pobreza en 31 por ciento, y en cuando a atención hospitalaria una percepción negativa de 27.2 por ciento; ante estos datos poco o nada les importa a quienes hoy, como personas servidoras públicas, presumen de la vida llena de privilegios económicos, sociales y de autoridad que ejercen.
Es preciso que hoy quienes han insistido tanto en servir a Jalisco dentro de posiciones de poder y de decisión logren comprender que su responsabilidad es satisfacer desde sus espacios las complejas demandas de la ciudadanía utilizando todos sus esfuerzos y su completa vocación de servicio a la sociedad. Jalisco merece personas servidoras públicas comprometidas con las causas; este inicio de administración es una buena oportunidad para dejarse de banalidades, superficialidades y frivolidad.
*Doctora en Derecho
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jl/i