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Quinto Patio

Ya lo traían finto (Héctor Suárez al caracterizar a Vulgarcito dixit). Arrastraba pleito desde la campaña a la gubernatura con el ahora gobernador Enrique Alfaro. Pero lo que en realidad lo forzó a renunciar a la delegación federal fueron las investigaciones que, entre otros distintos frentes, realizó la agrupación Mexicanos contra la Corrupción, que lo exhibieron una y otra vez. Finalmente, el empresario Carlos Lomelí debió dejar el puesto que le había conferido el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sus negocios vinculados a los gobiernos federal y estatal lo pusieron contra las cuerdas. Lo evidente no se puede ocultar. El mensaje de ayer de la Secretaría de la Función Pública, con la imagen de su titular, Irma Sandoval, donde habla de que en el gobierno federal “no se toleran los conflictos de interés”, dice mucho.

Mantener en el cargo a Lomelí era ya imposible. Al golpeteo cotidiano que recibe López Obrador por sus cuestionadas decisiones, sus propias fallas y la guerra encarnizada que le han declarado, no remover al delegado era mantener abierto oooootrooooo frente y cargar con las repercusiones políticas adversas que representaba sostenerlo. Con un Morena Jalisco dividido entre diversos grupos, a los que Lomelí no pudo unificar, y sin poder sumar alianzas, la renuncia ocurre justo con la llegada a Guadalajara del presidente. Sin embargo, Lomelí no se va del todo, pues se cobija en el partido. Queda en tanto como suplente uno de sus hombres cercanos.

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Todos los emplazamientos a huelga en la entidad pasan por las manos del secretario del Trabajo, Marco Valerio Pérez Gollaz. Actualmente se tienen alrededor de 105 mil en el estado (ay, cualquier cosa) y se pretende que se reduzcan en al menos 30 por ciento este año.

El secretario dijo que sigue la lucha contra el coyotaje, y en los primeros seis meses de esta administración eliminaron 250 émulos del personaje de caricatura que correteaba al Correcaminos, que deambulaban afuera de la dependencia a su cargo para cazar a su presa. Los coyotes tienen…. ¡uh!, décadas… Y pasan y pasan y pasan administraciones, y ahí siguen. Para ellos y ellas no existe el coyotaje, sino la gestoría, chatos. ¿Ok?

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Uno de los acuerdos relevantes de ayer en la visita presidencial es que se convino el viejo sueño de los naranjas y el municipio que les permitió tener un pie de playa en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Nos referimos a que una de las líneas del Tren Ligero llegara a Tlajomulco de Zúñiga. Disputaron la Línea 3 y no lograron llevarla hasta el Municipio en tiempos del tricolor; ahora, en el gobierno estatal naranja, la línea 4 es un hecho. Hubo amarres.

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Muy cercano al presidente estuvo el empresario José Luis González Íñigo durante la visita que realizó a Guadalajara este viernes López Obrador. A la salida de la reunión a la que asistieron alrededor de 90 empresarios, luego de la breve entrevista banquetera que dio AMLO, lo tomó del hombro al bajar las escaleras de la Cámara de Comercio de Guadalajara, donde se realizó el evento. Y mientras el mandatario respondía a los cuestionamientos de los reporteros, Alfonso Romo Garza, jefe de la Oficina de Presidencia, a alguien guiñaba el ojo de manera constante.

El presidente dijo que el problema de inseguridad y violencia se padece más en Jalisco y por eso apoyarán al gobierno del estado con la Guardia Nacional que ya comenzó a llegar. “Aquí se está padeciendo de más inseguridad y de más violencia… por eso vamos a proteger a los ciudadanos”. Es probable que el gobernador, que se ha dedicado a decir que disminuyen tales o cuales indicadores delictivos, pensó: “¡No me ayudes, compadre!”.

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da/i