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Quinto Patio

Hoy es el cuarto día de los cinco a los que llamó el gobernador Enrique Alfaro para que los jaliscienses se encierren, cuales monjas o monjes de claustro, sin salir más que en casos realmente necesarios. El exhorto alfarista, hecho este viernes, es para en este lapso orar (bueno, no lo dijo así) por que la curva de casos de enfermos no sea exponencial (se “aplane”, se dijo anoche en la rueda de prensa diaria sobre el coronavirus en el país) y no se dispare el número de víctimas. En esa mancuerna que ha hecho con la Universidad de Guadalajara, el gobernador se basó en la curva predictiva que crearon científicos de la casa de estudios.

La cosa es que llega la entidad al cuarto día del plazo con 32 pacientes con la enfermedad y cuatro asintomáticos, hasta ayer a las 17 horas. O sea, suman 36 en total, todos con aislamiento domiciliario. La Secretaría de Salud estatal informó que murió un varón de 55 años en un hospital público, lo cual se estudia y está en proceso de confirmarse o descartarse si fue por el virus. De confirmarse, sería el primero que muere en la entidad. Escuchar, leer o enterarse de que ocurrió un primer fallecimiento, sin ánimo de alarmar, podría generar mayor preocupación entre los jaliscienses. La cercanía mete proximidad emocional. ¡Ups!

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¿Se acuerda de los 400 viajeros que vacacionaron en Vail, Colorado, en Estados Unidos, y que tuvieron contacto con extranjeros enfermos de Covid-19? Pues todavía la autoridad estatal sigue, como Sherlock Holmes sanitario, buscando a los susodichos y susodichas. Ya transcurrió una semana y sólo han logrado contactar a 116, de los cuales, 39 por ciento presentaron algún síntoma. No se trata únicamente de ubicarlos, sino también de atender a quienes han estado cercanos a ellos. ¡Vaya chamba tienen sus cazadores!

Mientras tanto, el gobierno del estado se ha mostrado optimista al asegurar que los jaliscienses sí responden al llamado de los cinco días en casa para, advierte, evitar meses de aislamiento. Sin embargo, Alfaro ya reconoció que “aún hay muchos que no comprenden la importancia de la corresponsabilidad”. Y eso nos remite a los que salieron de vacaciones, comen taquitos amontonados alrededor de puestos callejeros, andan abrazados, paseándose, etcétera. Son a los que les vale Wilson cualquier llamado, ¿a la qué?, ah, sí, con-cien-cia.

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Mientras, llegan quejas a esta vecindad de que en el Hospital Civil y en el IMSS Jalisco no han entregado cubrebocas a parte del personal que tiene contacto con enfermos, entre ellos posiblemente infectados de coronavirus, y quienes tienen esos protectores pues deben lavarlos, desinfectarlos y reciclarlos. En tanto, tales mascarillas se están confeccionando de manera improvisada en casas, con retazos de tela.

También se venden en la web mascarillas N95 lavables, a 399 pesos la pieza; con filtro de carbón activado que se ofrece filtra partículas de PM 2.5, que se afirma son efectivas contra el coronavirus e ideales para ejercitarse al aire libre. Ante la carencia, la gente busca cómo poseer estos cubrebocas, si bien deben usarlos por ahora solamente quienes estén enfermos. Pero, miren, la preocupación personal llega a mutar en angustia y luego en paranoia colectiva. Lo hemos visto.

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Lo que también se venden son ¡amuletos protectores! ¿Con qué imagen santa? Bueno, bueno, santa, no, pues se trata de escapularios con la caricatura del presidente Andrés Manuel López Obrador. Su jaculatoria, digámosle así, es: “¡Detente! Pandemia, inflación, prianista, conservador, adversario, chayotero, neoliberalista… que el tigre del pueblo bueno y sabio está contigo…”. Doce imágenes cuestan 350 pesos. El vendedor es de Tlajomulco. ¡Baras!, ¡baras! ¡Ah, raza!

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jl/I