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Ganó Morena, perdió AMLO

No importa lo que diga el presidente. No importa lo feliz que aparente estar con el resultado de las elecciones, es el perdedor de las elecciones intermedias. Pero ¿cómo puede perder el presidente si su partido logró llevarse 11 de las 15 gubernaturas en juego? 

Un partido así luce como como el gran ganador. Esto es cierto para el partido, pero no necesariamente para el presidente. 

López Obrador siempre supo que la verdadera joya de la corona de las elecciones era la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Y la perdió. Contar con el número suficiente de diputados le permitía al presidente seguir mandando iniciativas al Congreso con la orden de “no cambiarle ni una coma”. 

Prácticamente a partir de ahora puede dar por perdidas sus posibilidades de hacerle cambios a la Constitución. Por ejemplo, ha quedado eliminado el riesgo de que el presidente quisiera prolongar su mandato y de que tome el control de la organización de las elecciones y el conteo de los votos. 

La derrota del presidente es enorme y a partir de ahora irá perdiendo cada día un poco de su poder. 

Como el resto de los presidentes de México, sin importar el partido, siempre la segunda parte del gobierno representa dos cosas: una pérdida constante de poder y la preocupación de preparar la elección de salida, es decir, la sucesión presidencial. 

Desde el sexenio del presidente Carlos Salinas, por diversas circunstancias, el presidente ha fallado en logar imponer a su sucesor. Le sucedió a Salinas cuando asesinaron a su candidato, Luis Donaldo Colosio. Le sucedió a Ernesto Zedillo cuando perdió su secretario de Gobernación, Francisco Labastida. Le sucedió a Vicente Fox cuando no pudo ni siquiera impulsar como candidata a su esposa, Martha Sahagún. 

Le pasó a Felipe Calderón cuando quedó en tercer lugar su candidata Josefina Vásquez Mota. Y finalmente le pasó al presidente Enrique Peña cuando su candidato José Antonio Meade perdió ante López Obrador. 

En concreto, a partir de ahora AMLO solamente tendrá esta gran preocupación. No más sueños con alargar su mandato. 

Al mismo tiempo, su partido, Morena, resulta el gran ganador. Esto es una noticia muy importante, ya que gana la posibilidad de consolidarse regionalmente como un verdadero partido político fuera de la figura de López Obrador. 

Recordemos que Morena fue creado como una agrupación con la única intención de llevar al poder a Andrés Manuel. Pero más allá de ese objetivo cumplido, parecía que sin AMLO sería sólo un cascarón vacío. 

Ahora, con una presencia muy importante territorialmente y con una mayoría de gobiernos estatales, Morena podrá transformarse en un partido político que supere la figura de López Obrador. 

Andrés Manuel ahora deberá recorrer el mismo camino que ya han hecho todos los presidentes. Prepararse para el día que entreguen el poder. 

Ese es AMLO a partir de ahora: un presidente con un poder decreciente, con la urgencia de preparar la sucesión presidencial y hoy sin candidatos viables a la vista. 

Twitter: @Israel_Macias

jl/I