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Los López amparándose
Porque nos la quitaron
Mary Kaldor (Nuevas Guerras, 2001) advierte que la destrucción y muerte en los conflictos armados actuales ya no están dirigidos hacia los ejércitos enemigos, sino contra la población civil en general. Ataques indiscriminados sobre escuelas, hospitales o iglesias buscan controlar territorios mediante el miedo, la limpieza étnica o la fragmentación social. Como contrapeso a la barbarie, dice Kaldor, movimientos sociales de todo el mundo levantan la voz para exigir derechos y promover alternativas de paz anteponiendo la dignidad humana y la vida como valores superiores y universales. Tales movimientos actúan convencidos de su poder transformador, más allá del poder político que detentan los Estados y sus gobernantes.
Frente al asedio al que está sometido el pueblo palestino por parte de Israel desde hace décadas, el 31 de agosto pasado zarpó hacia Gaza la Global Sumud Flotilla, un conjunto de embarcaciones con activistas de 44 países (periodistas, artistas, políticos…), respaldados por miles de ciudadanos, con el propósito de romper el cerco impuesto por el gobierno israelí a los gazatíes y frenar el genocidio por inanición en el que sobreviven.
Sumud significa firmeza, constancia, perseverancia; y es un concepto que representa la resistencia no violenta de los palestinos frente al colonialismo y la ocupación de sus territorios. La no violencia activa, por su parte, es una estrategia destinada a detener la violencia mediante acciones de desobediencia civil deliberadas y públicas, para evidenciar lo ilegítimo y arbitrario de imposiciones que contravienen el derecho internacional humanitario.
Sin embargo, el gobierno de Netanyahu ha etiquetado de “terrorista” esta acción global por la paz, amenazando con destruirla si persiste en su intento de llegar a Gaza (hasta el momento dos embarcaciones han sido ya objeto de ataques). Pero los activistas involucrados no pueden ser calificados de terroristas ya que ni van armados ni pretenden atacar a la población civil.
¿Dónde queda el papel del Consejo de Seguridad como garante de la paz mundial en este conflicto? ¿Quién debe exigirle a Israel que cumpla las Resoluciones de la Asamblea General que reconoce los derechos inalienables del pueblo palestino (A/RES/3236 (XXIX), demanda poner fin a la presencia ilegal de Israel en los territorios ocupados (A/ES-10/L.31/Rev.1) o le exige poner fin al bloqueo de Gaza, abrir los puestos fronterizos y garantizar el acceso a la ayuda humanitaria (A/ES-10/L.34/Rev.1)?
La sociedad civil organizada en esta flotilla exige internacionalizar la protesta para que los gobiernos del mundo manifiesten explícitamente su repudio al genocidio, deslegitimar la guerra como mecanismo para resolver conflictos entre países, ejercer el poder que nos constituye como actores en un mundo interdependiente. Así mismo, con su desobediencia, la Sumud nos recuerda que muchos de los grandes crímenes de la humanidad se han cometido en nombre de la obediencia; que el culto que profesamos a esta “virtud” es una de las herramientas más peligrosas del poder para someternos; que más que obediencia, debemos cultivar la autonomía que permita el surgimiento de nuevas relaciones e instituciones y que si queremos un futuro de libertad y dignidad debemos enseñar a la gente a desobedecer leyes inhumanas.
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jl/I