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El futbolista y la pena

Me gustaría creer que los peritos y el ministerio público fueron comprados por la gente del futbolista Joao Maleck para alterar los resultados de las pruebas, porque ello significaría que se trata de una excepción. Y la gente quiere creer que es así, pero no lo es.

La pretendida justicia por la muerte del matrimonio Alejandro Castro y María Fernanda Peña tendrá un final muy distinto al que se anticipaba tras la detención del futbolista en estado de ebriedad, que chocó a toda velocidad el vehículo de los recién casados.

Todo se reduce al debido proceso.

Los elementos que presentó el Ministerio Público al juez no fueron suficientemente contundentes para que aceptara las agravantes.

Es algo que pasa con frecuencia. Y en este caso, resulta emblemático por la proyección mediática que ha tenido incluso a nivel internacional y en idiomas diversos.

Por ejemplo, la situación de la alcoholemia. Se tardaron cinco horas en tomarle la muestra de sangre, permitiendo que la concentración de alcohol bajara a tal grado de resultar negativas las pruebas realizadas.

El mismo fiscal hizo la narración de los tiempos como lo más normal del mundo. Se tardaron como dos horas –un poco más– en poner a disposición del Ministerio Público al detenido. Papeleo. Que el informe policial homologado y todo el proceso de recoger los cadáveres y el cuerpo.

Una vez que el Ministerio Público tomó conocimiento de los hechos estudió lo que debía hacerse, quizás una media hora, y mandó solicitar a los peritos que realizaran la toma de muestras. Pero como los peritos son gente muy ocupada porque no tienen presupuesto ni para los sueldos del personal mínimo, se tardaron todavía otras dos horas en llegar.

Nos da a entender que no es algo instantáneo. No ocurre que, en cuanto sucede un hecho delictivo, el Ministerio Público mande pedir los peritajes y en ese momento se muevan para allá los responsables de realizarlos. No es como en la televisión.

Tiene que haber toda una serie de trámites, formatos, formalidades… Y a veces se tardan todo el día, desde el amanecer hasta el anochecer, esperando que alguien vaya, sobre todo tratándose de delitos culposos.

Está previsto que pueden agilizar todo el proceso realizando las actuaciones de manera verbal para después ponerlas por escrito, pero no se hace así. Todo pasa primero por el papel.

Y con los elementos de prueba presentados, lo único que le queda al juez es descartar aquello que legalmente no sirve en un proceso penal.

También nos habla mucho del sistema penal que se haya trasladado el procedimiento a una instancia de mediación y conciliación para tratar de resolver de otra manera la situación. O no resolverla, sino repararla. La justicia restaurativa. Porque la justicia penal no es venganza, sino velar por las víctimas del delito y reformar a los responsables en la medida de lo posible, buscar que no se repitan esas conductas.

¿Se hará justicia si Maleck llega a un arreglo con los familiares de los esposos fallecidos? Nada les devolverá a sus seres queridos, pero es su decisión aceptar o no un acuerdo y las condiciones para el perdón legal.

Por lo pronto, en el pecado va la penitencia. El joven de 20 años con una carrera en el futbol que comenzaba a alzar el vuelo la ha visto llegar a su fin. Sus relaciones con el club Sevilla B prácticamente han terminado y nadie en Europa o en México lo contratará.

Su vida ha cambiado incluso si llega a salir de la cárcel sin condena judicial. La sociedad también lo ha juzgado ya y carga sobre sí un estigma permanente. A veces el juicio de la sociedad es más severo que el de la autoridad judicial y más perdurable.

@levario_j

JJ/i