INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

95 años sin Heaviside 

“El estudio de los rayos β ya ha sido muy fructífero. Se ha encontrado que este estudio confirma la teoría de J.J. Thomson y Heaviside sobre la masa de partículas en movimiento, cargadas de electricidad” 

Pierre Curie en The World Treasury of Physics, Astronomy, and Mathematics, Timothy Ferris (Ed.) Little, Brown and Co., Boston-New York-Toronto-London (1991), p. 53   

 

Para nosotros quienes disfrutamos de las ventajas tecnológicas asociadas a la electricidad y las telecomunicaciones puede ser curioso enterarnos de cómo el género humano logró el entendimiento de los fenómenos asociados y su posterior usufructo; aunque quizá actualmente no sea tan extendida la audiencia (a nivel mundial) de emisiones de radio en AM, con ellas podemos atestiguar uno de tales fenómenos: sobre todo en las noches o madrugadas si paseamos el dial del receptor quizá captemos la emisión de una estación muy lejana, que usualmente no podríamos sintonizar; ello se debe al rebote de las ondas de radio en una capa de la atmósfera, cuya actuación análoga a la del espejo, permite que se desplacen incluso salvando la curvatura de la Tierra. 

Telegrafista y autodidacta 

Quien hacia 1902 postula la existencia de una capa en la ionosfera donde rebotarían las ondas de radio es Oliver Heaviside (1850-1925), nativo de Camden Town, Middlesex, Inglaterra, que a pesar de no tener educación universitaria por lo cual a temprana edad trabajó gracias al apoyo de su tío político sir Charles Wheatstone (1802–1875), uno de los expertos en ese momento en telegrafía, pudo involucrarse en dicho campo y su interés en la naturaleza lo llevó a estudiar por su cuenta, así hacia 1873 se topa con los recién publicados volúmenes del A Treatise on Electricity and Magnetism del escocés James Clerk Maxwell (1831-1879) quien formuló las cuatro ecuaciones que unifican fenómenos eléctricos y magnéticos. 

Su biógrafo Paul J. Nahin lo denota como un personaje colorido e ingenuo (Oliver Heaviside: The Life, Work, and Times of an Electrical Genius of the Victorian Age, JHU Press, Baltimore-London 1988) aunque romántico y peculiar en su productividad. La Georg-August-Universität Göttingen le otorga un doctorado honorario a quien cita Pierre Curie en su discurso Nobel; falleció el 3 de febrero de 1925.