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Revocación, ¿ratificación y reelección?

Para quienes se opusieron a la aprobación de la revocación de mandato mediante una consulta popular, la mesa está puesta para que el presidente Andrés Manuel López Obrador busque la reelección o perpetuarse en el poder, luego de que esta figura fue aprobada ayer en el Senado con 98 votos a favor por 22 en contra y una abstención.

Quienes aprobaron esta nueva figura argumentan que la definición es muy clara y la revocación queda como un instrumento del ciudadano –no del Ejecutivo ni del Legislativo– para recortar el período de gobierno por pérdida de confianza, manteniéndose intocable la no reelección –presidencial y de gobernadores– que establece la Carta Magna.

De entre las varias voces que se alzaron en el Senado en contra de la revocación de mandato destaca la del senador del PAN, Julen Rementería, quien destacó que en América sólo en dos países se aplica esta figura: Venezuela y Bolivia. “En Venezuela, en 1999 la impuso Hugo Chávez, y casi una década después, en 2008 la aplicó Evo Morales (…). Empezó con revocación de mandato y ahí tienen, el 20 de octubre tienen su elección, va por la tercera reelección (…). ¡Ahí está Venezuela! ¡Ahí está Bolivia! Así dicen, así empezaron, y miren dónde están (…). Esta revocación huele a ratificación y, ojalá me equivoque, después a reelección…”.

¿Cómo se reflejará en números lo aprobado ayer por la mayoría de senadores y qué tan factible es que en 2022 la consulta popular sea una realidad de acuerdo con los requisitos numéricos que exige esta iniciativa?

1. Para que la consulta popular se lleve a cabo se requiere que sea solicitada por el 3 por ciento, o sea, 2 millones 697 mil 611 ciudadanos, de la lista nominal de electores del país que registra un total de 89 millones 920 mil 363 ciudadanos. ¿Será posible lograr que esos poco más de 2.5 millones de mexicanos se pongan de acuerdo y soliciten dicha consulta? No pareciera difícil.

2. Para que la consulta popular tenga validez es necesario que participe en ella 40 por ciento de esta lista nominal; estamos hablando de que es necesario que alrededor de 36 millones de ciudadanos hayan acudido a las urnas. ¿Será posible alcanzar una participación ciudadana de este tamaño en una simple consulta popular? Ya suena difícil.

3. Y para que se concrete la revocación de mandato es requisito que de esos 36 millones de ciudadanos que vayan a votar, aproximadamente, 66 por ciento –o sea, 23 millones 760 mil votantes– se pronuncien por que el presidente Andrés Manuel López Obrador deje el cargo. ¿Podemos creer que 36 millones de mexicanos acudan a las urnas y de ellos 23 millones exijan la salida de AMLO? Lo advierto muy difícil.

En la iniciativa aprobada se precisa que la revocación de mandato sólo se puede solicitar una vez en el sexenio. La pregunta es: ante el escenario numérico descrito líneas arriba, ¿se abre la posibilidad para que López Obrador busque ampliar su periodo en el poder, como se pretendió hacer en Baja California con la ley Bonilla? No advierto que esto suceda con la figura de revocación de mandato, pero… ¿será posible que de la revocación de mandato se pase a la ratificación de mandato y luego a la reelección del cargo, como lo advirtieron el investigador Alejandro Poiré y el senador Julen Rementería? Creo que no debemos descartarlo.

Y es que me quedo con lo dicho por Poiré: “¿Cuánto tardará la bancada del nuevo partido oficial (se refiere a Morena) en presentar una reforma que permita a los ciudadanos ‘ratificar’ el mandato, y no nada más revocarlo?”. Y es que, la verdad, en esta cuarta transformación todo puede suceder, nada es descartable, y menos cuando López Obrador ha dicho: “Voy a durar (en el cargo) el tiempo que el pueblo quiera, no me voy a aferrar a la Presidencia” (rueda de prensa 25-07-19).

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I