La primera parte fue fascinante. Tal vez por ello, ‘Wicked: Por siempre’, ya en cartelera, no cumple expectativas. A diferencia de la anterior, es una película que no invita a verla dos veces. La cinta retoma la historia cinco años después de los sucesos de la primera parte. Inspirada en la obra de Broadway y dirigida por Jon M. Chu, desarrolla la ruptura entre Elphaba y Glinda mientras Oz enfrenta tensiones políticas, noticias falsas y decisiones que transforman el destino de sus habitantes. Elphaba continúa su lucha por los derechos de los animales y carga con la fama de Bruja Mala del Oeste. Glinda trabaja al servicio del Mago y de Madame Morrible, quienes impulsan una campaña para presentarla como una amenaza. A pesar de ello, Glinda y Fiyero mantienen su lealtad hacia ella. Nessarose asume la gubernatura de Munchkinland tras la muerte de su padre, pero adopta decisiones drásticas que complican aún más la relación con su hermana.
La trama de 138 minutos propone ideas interesantes, pero se dispersa a la mitad del camino. La historia pierde rumbo, acumula giros poco convincentes y llega a un final que no encaja con la fuerza dramática inicial.
El guion de Winnie Holzman y Dana Fox ofrece momentos intensos y reflexivos, aunque no desarrolla bien varias líneas argumentales. La decisión de presentar un tono más oscuro que el de ‘Wicked’ (2024) crea escenas de gran vulnerabilidad, pero también desequilibra el ritmo. Claro que el humor continúa presente, pero aparece menos y pierde fuerza conforme la historia avanza. ‘Wicked: Por siempre’ prefiere incorporar comentarios políticos sobre la manipulación del discurso público y el uso de la mentira como herramienta de control, lo cual dota a la narración de una lectura contemporánea.
Uno de los problemas más visibles surge del salto temporal de cinco años, que no se explica de inmediato. El avance de Glinda, Fiyero y Nessarose resulta abrupto hasta que el espectador deduce que pasó un periodo largo entre ambas películas. Además, la escena del tornado no convence y varios momentos carecen de claridad. Las canciones de la segunda parte frenan la acción y prolongan la duración sin aportar la intensidad necesaria.
A pesar de las fallas, el elenco mantiene el interés. Erivo domina cada secuencia y luce en las escenas de mayor tensión. Sostiene el proyecto con una interpretación sólida y un despliegue vocal notable. Sus números ‘The Wizard and I’ y ‘No good deed’ son lo mejor. Grande mantiene una presencia luminosa, aporta frescura y un carisma evidente, sobre todo en la segunda mitad, con la nueva canción ‘The girl in the bubble’. El dúo ‘For good’ destaca por su emotividad.
La música ofrece composiciones bellas, aunque algunas piezas extienden demasiado varias escenas. La banda sonora de John Powell y Stephen Schwartz sobresale por su energía y amplitud emocional.
En lo visual, la película conserva un nivel sobresaliente. La fotografía de Alice Brooks deslumbra y crea un Oz vibrante, inmersivo y lleno de matices. Los efectos visuales mantienen coherencia y encajan con el diseño de producción elegante de Nathan Crowley. En contraste, la edición carece de dinamismo y afecta el ritmo general.
‘Wicked: Por siempre’ no alcanza la solidez de su predecesora debido a una dirección menos inspirada y una segunda mitad que pierde intensidad. Aun así, conserva un encanto visual innegable y ofrece instantes musicales memorables que atraerán a quienes disfrutaron la primera parte.
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