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Aprobados con acordeones
Cinismo
El cíclico debate sobre la conservación de los bosques, que se exacerba en los tiempos secos a causa de los incendios forestales, tiene una sola salida sensata: que se valore al sector forestal, que se le apoye y se le generen condiciones para la plena legalidad, y en consecuencia, esos bosques adquieran valor económico, advierte el consultor ambiental, con amplia experiencia en el servicio público, José Luis Gámez Valdivia.
Ex director del bosque La Primavera, con una carrera previa extensa en áreas de vigilancia forestal en Jalisco y otros estados de la República, el especialista sostiene la importancia de que la sociedad comprenda las ventajas de los bosques productivos, donde la legalidad es freno a cambios de uso de suelo y a pérdida de especies y recursos.
“Los verdaderos aprovechamientos forestales distan mucho de la extracción irracional o minera; desafortunadamente, la educación y la cultura de los mexicanos está muy atrás de países forestales donde la actividad constituye el ingreso bruto más importante, mientras aquí, teniendo el vocacionamiento y sobre todo el clima, las especies y variedades, no las hemos sabido aprovechar, valorar y manejar de una manera responsable”, advierte.
La clásica imagen de un camión con trozos de madera ocasiona a los jaliscienses la misma conclusión: “La gente dice que están tirando los árboles de una manera irresponsable, y sobre todo de una manera clandestina, cuando definitivamente es una actividad económica perfectamente legal; vale le pena recapacitar un poco, lo forestal no nos da solamente madera, nos da recursos y servicios, y esos bienes y servicios incluyen oxígeno, paisaje, recarga de agua, la diversidad biológica e incluso el refugio para la fauna”.
“Pero debemos separar esto del aprovechamiento irracional; el bosque es un recurso natural renovable, pero no hemos entendido que lo estamos haciendo irrenovable, lo estamos explotando de una manera que no ha tenido la oportunidad de regenerarse, incluso desde el punto de vista profesional; el silvicultor, que atiende sus bosques de una manera responsable, puede cosechar en ciclos de 20, 50, 80 ó 100 años, como en otros países lo hacen, y aquí vivimos en el salto, a ver quién ofrece el mejor precio, y sobre todo los propietarios de los bosques, que aunque son patrimonio de la Federación, tienen derecho al usufructo, pero ese usufructo se ha manipulado de una manera irresponsable”, añade.
Esos propietarios suelen ser rentistas, vender el monte al mejor postor sin considerar las consecuencias, o bien, permitir o propiciar que se hagan cambios de uso de suelo para agricultura o ganadería.
“No ven lo que están extrayendo, que es su riqueza, su patrimonio, su recarga de agua, su pasto, su natural fuente de alimento para las actividades económicas que puedan impulsar, es decir, no hemos aprendido a manejar el bosque con cultivos, con ganadería, y lo que estamos haciendo es simplemente depredando. Conforme avanza el tiempo vemos que la historia no cambia y que los esquemas siguen siendo los mismos”, lamenta.
PIDE RESPETO A INSTITUCIONES
Gámez Valdivia consideró que instituciones como la Comisión Nacional Forestal (Conafor) han sido esenciales para dar, gradualmente, más posibilidades al sector. Por eso es importante consolidar y no debilitar la institucionalidad, como ha pasado presupuestalmente desde 2016.
“Las personas, por lo general las que son ajenas al tema forestal, tienen la idea de que cualquiera puede llegar, tumbar árboles y sacarlos, y eso es lamentable; está muy distante de la realidad, se tienen que valorar todos los aspectos bióticos, como es el suelo, el agua, el clima, la topografía, la fauna. Después de eso se elabora un estudio que le llamamos programa de manejo y ése entra a la Secretaría de Medio Ambiente, autoridad que evalúa si es viable o no; el problema es que estamos hablando de seis, ocho meses o un año, y después tarda hasta uno y medio o dos años, y ningún sistema económico o productivo aguanta tanto tiempo para sacar un permiso de aprovechamiento”. La consecuencia es que esa debilidad institucional ha dado pie a la ilegalidad, esté ligada o no a los grupos criminales, puntualiza.
“Desafortunadamente, la educación y la cultura de los mexicanos está muy atrás de países forestales donde la actividad constituye el ingreso bruto más importante” José Luis Gámez Valdivia, consultor ambiental
“Desafortunadamente, la educación y la cultura de los mexicanos está muy atrás de países forestales donde la actividad constituye el ingreso bruto más importante”
José Luis Gámez Valdivia, consultor ambiental
Fuentes: Conafor, Profepa e investigadores
JJ/I