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Nuevo plan para La Primavera, necesario

PASO LIBRE. El cierre de accesos al área natural protegida no es una alternativa, según los académicos. (Foto: Alfonso Hernández)

Ante el crecimiento desmedido de la mancha urbana y la alta prevalencia de incendios forestales, resulta impostergable que el bosque de La Primavera cuente con nuevos planes de manejo y de ordenamiento ecológico, pues los existentes tienen más de dos décadas de antigüedad, no se corresponden con las circunstancias actuales del mismo y no involucran a los propietarios de terrenos dentro del territorio forestal en su cuidado, expusieron académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Para lograr una protección efectiva, los especialistas consideraron que sería necesaria que en la generación de estos instrumentos participaran tanto los gobiernos involucrados, como los propietarios del bosque –50 por ciento del territorio está en manos de particulares y otro 30 por ciento en posesión comunitaria– y los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Estos nuevos planes, añadieron, deberían generarse bajo tres principios básicos: innovación en los criterios de protección y manejo del bosque, la exploración y desarrollo de su rentabilidad económica y el fortalecimiento de la rentabilidad cultural de la población.

“Los puntos que planteamos para el plan de manejo son el codificar los criterios entre propietarios y las autoridades; impulsar la rentabilidad económica posible, discutirla; revisar si es eficaz o no la actual condición administrativa; restaurar los ecosistemas, que son el hábitat de la fauna, pues se habla mucho de la reforestación, pero eso es solo parte de la restauración, pues el bosque no solamente son árboles, son plantas, suelos; privilegiar la investigación y el monitoreo; ordenar la zona periférica, pues hay un desorden en el uso urbano, hay una penetración permanente, fuera de todo orden, que no respeta lo que establece la ley y la norma; es importante establecer protección a las áreas de infiltración de agua que se están llenado de concreto”, consideró Miguel Magaña Virgen, jefe del Departamento de Ciencias Ambientales del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG.

NO IMPLICA DAÑOS

El concepto de rentabilidad económica, añadió, no necesariamente implica afectaciones ecológicas, pues existen alternativas de turismo con bajo impacto:

“El bosque permite actividades ecoturísticas como senderos interpretativos, paseos, áreas de campo perfectamente delimitadas, pensar en zonas para ir a dormir al bosque en un hotel de puras tiendas de campaña”, ejemplificó.

Opciones que se han planteado desde distintos sectores sociales, como la expropiación de terrenos o la prohibición para ingresar al área natural protegida (ANP) no fueron vistas con buenos ojos por los especialistas, quienes reiteraron la necesidad de que propietarios y sociedad civil se sientan parte del bosque y contribuya a su protección.

“En muchas regiones del planeta, para conservar esas áreas, los gobiernos le pagan a esos dueños privados por la conservación, y eso motiva al dueño a mantenerlo en las mejores condiciones. Alguien dirá: ‘es dinero que es de todos’, pero a veces gastamos ese dinero en cosas que no tienen uso público, y fortalecer el bosque a partir del pago de servicios ambientales es una de las mejores inversiones”, apuntó Héctor Ulises Ramírez, director del Instituto de Astronomía y Meteorología del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI). 

 

“Los puntos que planteamos para el plan de manejo son el codificar los criterios entre propietarios y las autoridades”

Miguel Magaña Virgen, jefe de Ciencias Ambientales del CUCBA

Lo que piden contemplar

  •  Innovación en los criterios de protección y manejo del bosque
  •  Exploración y desarrollo de su rentabilidad económica
  •  Fortalecimiento de la rentabilidad cultural de la población

JJ/I