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Experiencias

Hay empresarios regionales que se quejan constantemente del capitalismo salvaje de los monopolios en el mundo de los espectáculos. Que si tienen el dinero del mundo para pagar talento, que hacen todo por acabar con la competencia, que no los dejan crecer. Muchos de esos empresarios suelen tener deudas descomunales después de un evento, no pagan a sus proveedores, se fugan o prometen reponer inversiones “en otro evento” donde sí van a ganar, no planean sobre su realidad.

La tendencia mundial de los conciertos masivos está enfocada a la experiencia del usuario, que no sólo vaya a escuchar música, sino que pueda disfrutar de entretenimiento, atracciones, gastronomía, activaciones. Esa tendencia se enfoca en la calidad de servicio.

Muchos empresarios regionales dedicados a todo tipo de géneros musicales, obras de teatro, shows de comedia, en ocasiones, escatiman en servicios elementales como la seguridad, los accesos, la logística y pagan las consecuencias: quejas ante autoridades, multas, decepción, proveedores inconformes y lo que ellos llaman “mala prensa”. Eso pasa de Tijuana a Mérida.

Los monopolios, como les dicen, comenzaron la cultura del boletaje numerado, el respeto a la localidad adquirida, la seguridad educada y preparada, la calidad del equipo para ofrecer un espectáculo, preventas, servicio de boletería en línea y otros.

El fin de semana, la ciudad vivió dos realidades. El festival Coordenada, organizado como mecanismo de reloj, incluso con corte de sonido a The Guadaloops y La Regadera por exceder su tiempo en escenario para conservar los tiempos de logística, seguridad a tope, mejoras evidentes en el ingreso al estacionamiento y mayor planeación en el desahogo final que hicieron la experiencia. Una persona que asistió en silla de ruedas contó en Facebook que recibió apoyo de la seguridad privada, de policías municipales y asistentes, para darle una mejor jornada musical. Quien asistió al Corona Capital y al Coordenada, seguramente apreció la intención de mejorar. La intención no se compra en los tianguis.

En tanto, en el Estadio Jalisco, los asistentes a Guns N' Roses, pagaron por sufrir, por ir de puerta en puerta para encontrar su ingreso, por arriesgarse al tener las escaleras abarrotadas, por un sonido deficiente, por no recibir el respeto a sus localidades ni por los boletos de quienes no pudieron entrar, a pesar de tener boleto en mano. El chiste del fin de semana fue Live Talent haciendo un Live Talent. Dos realidades a 29 años después de iniciar los conciertos masivos de forma profesional en México. La competencia es buena, si se trata de ofrecer lo mejor a la gente, no por destrozar a la competencia a costa del público. Guadalajara en un llano, otra vez.

@tuamigoFranco

JJ/I