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El Encuentro en Asís sobre la economía mundial

El próximo jueves, viernes y sábado, por video conferencias internacionales se realizará en Asís, Italia, el Encuentro La Economía de Francisco, al que el papa Francisco convocó a los jóvenes del mundo mediante una carta abierta y pública del 1 de mayo de 2019, con el fin de establecer un “pacto para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana”, desde los jóvenes. 

El papa Francisco señala que hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común. En cambio, la economía y la política, hoy con frecuencia, suelen asumir formas que dificultan la marcha hacia un mundo distinto. 

El encuentro se guía por dos cartas encíclicas como ambos brazos de un mismo cuerpo, que marcan la propuesta del papa Francisco, en sintonía con la tradición y enseñanza social de la Iglesia: Laudato si sobre el cuidado de la casa común, de 2015, y que se plantea en torno a la creación y su relación con el ser humano en todas sus dimensiones; y Fratelli Tutti, sobre la Fraternidad y amistad aocial, en torno al ser humano en comunidad, abierto a todas sus dimensiones. 

El objetivo y propósito del encuentro: “Es necesario corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores, los derechos de las generaciones futuras”; es necesario, “poner en marcha un nuevo modelo económico, fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad”. 

Asís, en estos tres días de noviembre se convertirá en un punto de referencia “para promover juntos, a través de un pacto común, un proceso de cambio global que vea en comunión de intenciones no sólo a los que tienen el don de la fe, sino a todos los hombres de buena voluntad, más allá de las diferencias de credo y de nacionalidad, unidos por un ideal de fraternidad atento sobre todo a los pobres y a los excluidos. 

Expresamente el papa invitó a los jóvenes a ser protagonistas de ese pacto, “asumiendo un compromiso individual y colectivo para cultivar juntos el sueño de un nuevo humanismo que responda a las expectativas del hombre y al plan de Dios”. 

Los jóvenes “son canteras de esperanza para construir otras formas de entender la economía y el progreso, para combatir la cultura del descarte, para dar voz a los que no la tienen, para proponer nuevos estilos de vida”. 

El papa insiste que “mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá una fiesta de fraternidad universal”. 

No es necesario ser católico ni siquiera cristiano, para apreciar este esfuerzo de reflexión. “El mercado solo no resuelve todo, el neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más como único camino para resolver los problemas sociales (…) no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos (…)  sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica”. 

Es insano el populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar e “instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder”. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. 

Este encuentro hará que muchos políticos del presente y del pasado se sientan aludidos, incómodos y hasta ofendidos porque se cuestiona nuevamente al populismo y al liberalismo.  

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