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Documentan desigualdad en la ciudad

DOS CARAS. En el estudio se apunta que en San Juan de Ocotán hay escuelas, unidades deportivas y plazas públicas, pero también deterioro de la infraestructura, lo que impide desplazamientos con seguridad. (Foto: Miguel Ángel Vidal Preza)

Una investigación reciente publicada en la revista Ciudades reveló que en barrios como San Juan de Ocotán y Huentitán el Alto la cercanía a servicios no garantiza el acceso. Escuelas y comercios están a unos pasos, pero la inseguridad, el abandono y la mala infraestructura los vuelven inaccesibles. El estudio contrastó esos entornos con fraccionamientos cerrados de clase media y alta, y a la vez mostró que la desigualdad urbana no se mide en distancia, sino en condiciones reales para habitar la ciudad.

El estudio, titulado “Repensando la proximidad en contextos segregados” y autoría de Alessandra Cireddu, Verónica Díaz Núñez, Zaida Muxí Martinez, Igor Ojeda, Dulce García y Christine Van Sluys, ahonda en la “proximidad limitada”, concepto que urbanistas utilizan para describir espacios donde todo está “cerca”, pero nada es realmente accesible. Se asocia con modelos de la “ciudad de los 15 minutos”, donde todo lo necesario para vivir, trabajo, salud, educación, cuidado y ocio debe estar a menos de 15 minutos caminando.

En San Juan de Ocotán, por ejemplo, hay escuelas, unidades deportivas, comercios y plazas públicas. La vida barrial es activa y se desarrolla en torno a la calle, el mercado y la iglesia; sin embargo, el deterioro de la infraestructura, calles mal pavimentadas, falta de rampas, banquetas angostas o inexistentes impide que la gente se desplace con seguridad, especialmente mujeres, personas mayores o con discapacidad.

Además, la percepción de inseguridad aumenta con la ausencia de iluminación, patrullajes o mantenimiento de espacios públicos. Esto restringe la movilidad de muchos habitantes, quienes optan por no salir o evitar ciertas zonas del barrio.

Otra barrera para la proximidad efectiva es el transporte. Aunque en estos barrios las distancias son cortas, muchos servicios de salud, trámites y trabajos se encuentran fuera del entorno barrial, y los traslados en transporte público implican largos tiempos de espera y recorridos ineficientes.

En el caso de Huentitán, el Anillo Periférico actúa como una cicatriz urbana que aísla al barrio del resto de la ciudad. Cruzarlo puede tomar hasta 30 minutos a pie.

La propuesta de los autores del estudio es clara: no basta con que los servicios estén cerca; deben ser accesibles, seguros y dignos. Esto implica invertir en infraestructura peatonal, mejorar el transporte público y diseñar políticas urbanas que reconozcan las necesidades específicas de quienes viven en estos barrios.

También subrayan que el enfoque debe ser interseccional: mujeres, personas cuidadoras, niños, personas mayores y personas con discapacidad deben estar al centro del diseño urbano. La ciudad no puede ser funcional sólo para quienes se mueven en automóvil.

LAS SOLUCIONES

Los autores de Repensando la proximidad en contextos segregados llaman a invertir en infraestructura peatonal, mejorar el transporte público y diseñar políticas urbanas específicas.

jl/I